Nunca fueron los Oscar vitrina de la honestidad. Los veredictos de tales premios -como todos los demás, al margen de fronteras e ideologías-, en parte de los casos respondieron siempre a coyunturas, plataformas políticas, simpatías de estación o delirios colectivos, que también los ha habido estos últimos como es el caso ahora de las siete estatuillas conferidas a Todo a la vez en todas partes, incluida la de Mejor Película.