Surgido en el medio radial durante la década de los '30; trasvasado luego a la pantalla grande en 1940, a comics y series televisivas, es de estas últimas la salida al aire entre 1966 y 1967 con el legendario actor de películas de artes marciales, Bruce Lee, en el papel de Kato, la más inmarcesible dentro de la memorabilia mundial a la hora de recordar a El avispón verde (The Green Hornet).
El director francés Michel Gondry (Human Nature; Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; Rebobinados; La ciencia del sueño), tipo singular donde las haya por el enfoque delirante de sus relatos, ha fraguado a través de su adaptación de 2011 del personaje al celuloide -según gran parte de la crítica internacional- “una película por encargo, la cual hace aguas en casi todo su metraje”.
En realidad ninguna de ambas definiciones se ajusta cabalmente a la verdad. Quizá pueda parecer que el nuevo lance cinematográfico constituya una salida de carril del amigo de Charlie Kauffman, aunque él tuvo en mente esta adaptación durante más de una década; y su largometraje no es un churro ni nada semejante en una época fílmica hipersaturada de estos.
Lo que ocurre es que no puede apreciarse desde la perspectiva de una cinta corriente de superhéroes ni con espejuelos polaroides de seriedad en el rostro, sino como una comedia, monda y lironda, chacarrera y desenfadada que continúa jugando en la pantalla estadounidense con el concepto lúdico del nerd reivindicado en gracioso aunque quimérico héroe de armas tomar, ya entrevisto desde distintos modos en Kick Ass, Defendor, Super y Scott Pilgrim contra el mundo.
No en balde el protagónico, producción y guion -este junto a Evan Goldberg, otro nombre insoslayable de la Nueva Comedia Americana, quien también redactara a su vera el libreto de Supercool- corresponden al Appatow Boy, Seth Rogen, artífice de la variante generacional del género más risueño, tan en boga en Norteamérica durante los años más recientes. A diferencia de los millonarios superhéroes de Batman o Iron Man, su Britt Reid tiene claras menos cosas de las necesarias y si algo le sobra es torpeza e infantilonería.
Los guionistas y el realizador galo juegan todo el tiempo con ello; así como con la lacónica ironía socarrona del personaje de Kato -lo mejor de la función, en la carne del actor taiwanés Jay Chou. La interacción entre ambos opera mucho menos como la visualización de la compinchería vengadora entre un superhéroe y su robiniano ayudante que cual la descripción de una pueril lucha/unidad de contrarios solo redimida de la total niñada merced al costado lúbrico de Ried, más la entrada en pantalla del personaje de la secretaria compuesta por Cameron Diaz: catalizador -inocuo a la larga, cierto es- en tal sentido.
Gondry, quien ya tuvo su experiencia en el género al comandar a Jack Black en la también subvalorada Rebobinados, no ha hecho una película de superhéroes, sino una divertida comedia de acción, ligera y en formato de tanque, que no soslaya sus momentos climáticos en cuanto a movimiento se refiere. Caso raro en Hollywood, el Otro (los extranjeros aquí) no salen mal parados. El más estúpido de todos los personajes es el nativo, el mismísimo Avispón Verde de Seth Rogen, mientras el japonés Kato y el latino editor del periódico -Edward James Olmos- emergen como los más aguzados de la parranda. Presumiblemente el filme del europeo no debe haberle gustado demasiado a la gente de Karl Rove, esos padres intelectuales del “Nuevo Siglo Americano” harto confiados de que “Dios es América”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario