La paradoja frontal de contar con la infancia más bella, sana y educada del planeta (sí, clávenme puñal por absoluto; mas por ese frente soy chovinista a rajatabla, pues así lo creo) y desposeer un cine de ficción dotado de siquiera mínimos niveles de atención al género infantil se ha ido diluyendo, poco a poquín, al paso de los años, mediante la irrupción de tres películas -a diferencia de otros colegas, no me parece pertenezca a tal franja José Martí, el ojo del canario- como Viva Cuba, Habanastation y la estrenada a nivel nacional Y, sin embargo… (Rudy Mora, 2011).
Las tres obras mencionadas, sea justo reconocerlo al mismo inicio de la reseña, con el espaldarazo en su realización de la compañía infantil La Colmenita: colectivo escénico sin parangón en su tipo a escala local o regional.
miércoles, 11 de abril de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
La invención de Hugo
Al olor de sus ´70, Martin Scorsese, último maestro vivo del cine norteamericano, rubrica en La invención de Hugo (Hugo, 2011) el filme más nostálgico, autobiográfico, familiar, irrigado por la fantasía y reafirmante tanto de su inmenso amor hacia el cine como de sus notables conocimientos históricos en torno a dicho arte. El único rodado por él hasta el momento en 3 D. Con verdadero sentido en su caso, no por mera moda, sino en función de expandir la profundidad de campo; conferir plasticidad a geniales travellings aquí articulados o a determinadas tomas aéreas.
Este último trabajo suyo cumple varios fines, pero de modo personal lo veo como la lección regalada por el gran autor a esos directores, novatos o no tan, quienes tienen la impudicia de sostener en entrevistas que no han visto más de “las películas necesarias”. ¿Cuáles son? Averigüen.
Este último trabajo suyo cumple varios fines, pero de modo personal lo veo como la lección regalada por el gran autor a esos directores, novatos o no tan, quienes tienen la impudicia de sostener en entrevistas que no han visto más de “las películas necesarias”. ¿Cuáles son? Averigüen.