El hoy virtuoso de la puesta
en escena, el encuadre y la edición Johnnie To (1955), con cerca de sesenta
películas rodadas en menos de tres décadas de carrera y un prestigio
exponencial en el universo fílmico, fue el único de los directores hongkoneanos
que no cayó presa del impasse creativo luego que la ex colonia británica pasara
nuevamente a soberanía china, en 1997.
Bien poco antes, poniendo el parche antes de que cayera la gotera, fundó la
productora Milkyway Image Ltd, de socio con su habitual colaborador, Wai
Ka-fai, bajo cuyo sello incrementó de manera notable su producción fílmica, al
tiempo que financiaba los largometrajes de algunos colegas.
El creador de El gorrión
(Sparrows, presentada en el Festival de Berlín 2008), actualmente verdadero
niño mimado de las principales citas del circuito internacional clase A y de
buena parte de la crítica mundial a causa de sus peculiares filmes policiales
y/o gangsteriles concebidos a lo largo de los últimos años (durante los ´80,
cuando la explosión del cine de acción incendió la industria del entonces
protectorado inglés, estuvo de tú a tú en prolijidad creativa con iconos de ese
movimiento como John Woo, Tsui Hark o Corey Yuen e hizo entonces mucha acción
pura, artes marciales, comedias y melodramas románticos sin demasiada razón
para historiar no fuera la explosividad genésica cuño de fábrica de la casa),
inició el bordado aúreo de su andadura en el celuloide a partir de los ´90 del
pasado siglo, mediante trabajos a la manera de Fulltime Killer, Running Out of
Time, The Mission, A Hero Never Dies ,
P.T.U. y Breaking News, estas dos últimas cintas estrenadas en Cannes
2003 y 2004.
Resultaron empero las
ediciones de dicho festival francés correspondientes a 2005 y 2006 las reales
rampas de lanzamiento del arte de To en Occidente, pues hasta entonces su fama
se circunscribía en lo fundamental a Asia. Elección 1 y 2 serían los
filmes-puentes de ambos encuentros cinematográficos, predecesores los dos de la
deliciosa Exiliados, mostrada en Venecia ´07, e igual en la tv cubana. “Las
dos Elección muestran cómo las tríadas mafiosas intentaron transformarse y
sobrevivir durante los últimos 20 años. Yo quería reflejar los cambios que
tuvieron lugar en la relación entre el crimen organizado y el Estado, y como
creo que el cine es capaz de documentar esa clase de procesos”, ha dicho su autor del ya célebre díptico.
En la última parcela de la
ejecutoria de Johnnie, sin abandonar toda esa coreografía de la acción física
inherente a su trabajo y al de sus compañeros del Oriente, es visible un manejo
más reposado del tempo, mayor preocupación por la estilización visual (el
combate de carteristas en plena lluvia bajo la invasión de paraguas en El
gorrión, visible en el poster acompañante, es impagable en tal sentido, sin ir
más lejos-, cierto rejuego lúdrico con tramas atentas al giro desdramatizador
del humor y singulares piruetas de guión. To acostumbra “sembrar” su estilo
merced a escenas de fuerte impacto (este tiroteo inopinado, aquel combate
cruento en escenarios y situaciones cuando menos singulares).
Él es uno de esos ya a estas
alturas escasos directores (o escuelas y sellos: veamos al estadounidense Pixar
y sus joyas de la animación) que combinan prestigio y éxito comercial, sueño
eterno de Hitchcock, desvelo de otros tantos. En su obra, anclada dentro de ese
subgénero de amplio rango del thriller asiático, por sí enaltecido, saborizado,
revalorizado, siluetéanse ademanes identitarios del estilo de Takeshi Kitano
(sobre todo la franja del nipón enfocada hacia la yakuza), el heroic bloodshed del hoy norteamericanizado coterráneo
John Woo y hasta de los propios Scorsese y Coppola, en los clásicos Uno de los
nuestros y El padrino, de forma respectiva.
To
se paseó en Cannes 2009 con Vengeance, suerte de remake de El samurai, la
legendaria cinta de Jean Pierre Melville, para la cual invitó a Alain Delón, el
mismo intérprete del filme de los ´60, pero donde a la larga tuvo que
conformarse con su tocayo Johnnie Hallyday de protagonista. No la he visto aún.
Dicen los críticos que fueron a la
Riviera francesa que es toda una gozada. Mientras tanto
llegue al Caribe, les recomiendo El gorrión, exhibida en Cuba, que, en criollo del siglo XXI, es
también todo un vacilón.
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