El Canal
Educativo estrenó el que probablemente constituya el único aporte a considerar
de la magra cadena History Channel (hoy día History a secas) a la teleficción
anglosajona actual: Hatfields & McCoys (2012), miniserie de tres capítulos
inspirada en sucesos verídicos acaecidos durante la parte conclusiva del siglo
XIX entre las dos familias estadounidenses en pugna identificadas en el título,
cuya conocida rivalidad surgiera al término de la Guerra de Secesión.
Concebida,
producida y protagonizada por Kevin Costner, viejo conocedor del western (Danza
con lobos, Wyatt Earp, A campo abierto), el género en el cual se mueve, la obra
televisiva atraviesa con dignidad los códigos de un universo genérico
frecuentado por el medio en piezas como Deadwood (HBO) y Hell on Wheels (AMC),
ambas excelentes y superiores a
Hatfields & McCoys. No obstante, el vehículo al servicio del actor
de JFK cobra cierta estatura artística, debido a su cuidada factura, el
correcto montaje, la solvencia de la puesta en pantalla, el rico soundtrack
orquestado por John Debney y Toni Morales, la calidad del cuadro
interpretativo, la mano serena con que filma aquí un mero artesano industrial
como el director Kevin Reynolds, la cadencia de un relato in total crescendo
-carente de zonas muertas e inconexiones narrativas- y el muy rentable quehacer
fotográfico de Arthur Reinhardt. Su lente en trance de gracia enfatiza con
precisión la plúmbea grisura de aquellos universos morales.
La
miniserie representa un alegato a favor del entendimiento entre los hombres
quienes, cegados a la incomprensión e intolerancia por disímiles causas, pueden
favorecer el clima bélico que desencadene episodios tan tristes como los aquí
contados. Hatfields & McCoys también discursa en torno a la inutilidad de
la venganza; pero principalmente acerca de la fuerza destructora de la
violencia en la especie humana. Un acierto su pase en Cuba.
Saludos, esta miniserie no tiene audiencia en USA. Por que se la quieren empujar al televidente cubano?
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