Aunque
ha tenido un año espléndido en ganancias, con el más auspicioso verano en
materia de ingresos a lo largo de dos décadas exactas, el norteamericano no
constituye en estos momentos el mayor mercado cinematográfico del planeta, como
lo fue siempre; sobre todo después de la II Guerra Mundial.
Luego
del primer semestre de 2018, China lo superó. En este país milenario, el de
mayor población del universo (mil 365 millones de habitantes), se registran
ahora los ingresos más significativos del mundo. El Observatorio Audiovisual
Europeo nos informaba, hacia 2013, que había destronado del segundo puesto a
Japón. Y, en tan solo un lustro, dejó también atrás a los Estados Unidos.
En su
balance de la mitad inicial del año, publicado por los medios especializados,
Gent Group aseveró que la recaudación en las salas chinas llegó durante ese
lapso a los 4 mil 770 millones de
dólares, conseguidos mediante la asistencia de 889 millones de espectadores.
Tales
guarismos hablan de un aumento del 16 por ciento, en relación con el primer
segmento de 2017, período durante el cual las ganancias no pasaron de los 4 mil
100 millones de dólares. Cuando las comparaciones alcanzan el mes de agosto,
las cifras trepan a un 17 por ciento de crecimiento en relación con el año
anterior.
Hollywood
ha hecho hasta lo imposible para morder parte del pastel mayúsculo del orbe:
asociaciones, nuevos sellos, coproducciones, ambientaciones de sus tramas en la
región, aperturas de salas de Imax Corporation en el país y superproducciones a
la manera de 2012; Transformers, la era de la extinción; Rascacielos, al servicio de Dwayne “La
Roca” Johnson; o Megalodón,
protagonizada por Jason Stathan, con intervención de intérpretes y técnicos
asiáticos, amén de locaciones en algunos casos. Por cierto, esta última -caso
atípico-, se agenció más taquilla en China que en el propio EE.UU.
Sin
embargo, paradójicamente, a la altura del calendario se experimenta una
retracción de la incidencia norteamericana en el mercado chino, cuando -hecho
sin antecedente a través de dos lustros de alza-, en este año las películas
estadounidenses generaron 500 millones de dólares menos de lo previsto. Solo
tres filmes suyos están en el top-ten
de 2018 en Beijing; contra seis del patio y uno hindú.
Los
asiáticos han trabajado duro para asegurar el puesto puntero. Cuando en el
resto del planeta se cierran numerosas salas, China (que, eso sí, tiene un
público asegurado: como igual sucede, aún más, en India, mercado del cual se ve
bastante séptimo arte también en la nación de marras), construye una media de
diez salas por día.
Al
cierre de agosto, en la nación del Yantsé prestaban servicios 57 mil 300 cines,
un 6% más que a finales de 2017 (53 mil 900). Para que se tenga una idea del
avance vertiginoso en tal sentido: hace solo cinco años en toda la República
Popular funcionaban 18 mil 195 pantallas. En 2015, ya existían 31 mil 217.
Desde
2017, sobrepasaron también en esta área a EE.UU, donde funcionan 39 mil
pantallas de cine a lo largo de la Unión Americana.
La política
de cuotas, regulaciones y medidas para proteger la producción nacional -normas
muy censuradas en Occidente, pero plausibles desde un punto de vista interno y
que además operan sin problemas en naciones capitalistas como Francia o Corea
del Sur-, asegura una preeminencia de la filmografía local en salas, elemento
de peso en la ecuación.
Por
otro lado, las inversiones chinas dentro de la industria del entretenimiento de
Norteamérica superaron los 15 mil millones de dólares, visto desde 2010 hasta
la fecha. Para 2016, el grupo Wanda formalizó la compra del estudio
estadounidense Legendary Pictures, por un monto de 3 mil 500 millones. Cuatro
años antes, la misma empresa del gigante asiático había adquirido la cadena de
cines AMC Entertainment, por valor de 2
mil 600 millones de dólares.
En
tanto, Hunan TV signó un acuerdo de mil 500 millones de dólares para inyectar
recursos en Lionsgate; al tiempo que la también china Perfect World Pictures
está colocando 250 millones de dólares en el estudio Universal, en plazos
anuales por espacio de un lustro.
China
continúa imparable, también en este campo.
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