Los
cineastas, por mucho que a lo largo de nuestras vidas a veces confundiéramos a
algunos con semidioses, son simples seres humanos, sometidos como todos a
vaivenes emocionales, socavones creativos, bandazos de timón en las apuestas y
opciones de sus agendas posibles.
miércoles, 29 de mayo de 2019
domingo, 19 de mayo de 2019
Bye, Sheldon
La
anterior no constituye una de las críticas habituales del blog. Por esta vez,
echamos a un lado la razón para dejar que hable la emoción ante el acta de
despedida de un audiovisual amado por el columnista. Han terminado, casi al
unísono, dos de las decenas de series que me han mantenido fiel a su emisión
semanal a través de los años: Juego de
tronos y La teoría del Big Bang.
El adiós es para siempre y ello entraña cierta cuota de pesar; sobre todo en el
caso de la segunda. Aunque en realidad, ya hubo un punto en que me daba igual
qué ocurriría con Daenerys, los muertos, Juan Nieve, los dragones, Aria y los
Lannister. Y concluí la hiperpublicitada superproducción televisiva de HBO (comentada
par de veces aquí) más por puro oficio que por deseos irrefrenables de verla.