Aunque no a la altura de Up, Wall.E, o la inolvidable Juguetes, Monsters
S.A fue una de las películas más sobresalientes de los mejores tiempos de
Pixar, el legendario estudio de animación estadounidense con un cuarto de siglo
de trayectoria creativa. Pero, como sabemos los correligionarios del estudio,
Pixar está funcionando en piloto automático; por lo menos desde hace par de
años para acá. En tal período de horas bajas en lo creativo, sale al mercado
Monsters University, de 2013, la cual en la práctica se erige como la precuela
de Monsters S.A. Precuela, recordemos, es la historia fílmica que narra eventos
anteriores a los ocurridos en el filme anterior. O sea, el antecedente de la
trama primigenia.
En la película original se contaba el relato de amistad de Mike y
Sulley, aquellos fabulosos e inmarchitables monstruos que trabajaban en la
empresa dedicada a rentabilizar los sustos nocturnos infantiles. Curiosa idea
argumental del filme de 2001, la energía liberada por los chiquillos en sus
gritos de pavor podía hacer las veces de fuente energética en el fascinante universo
de fenómenos de Monstruos S.A.
Ahora, Monsters University, la nueva obra dirigida por Dan Scanlon, se
encarga de referir cómo unos poco amistosos Mike y Sulley en fase larval se
conocen, cuando estudian en la universidad que le da título a la cinta. Lo
anterior, visto cómo se vea, en la práctica resulta del todo prescindible; no
obstante los guionistas se valen de dicha premisa para engordar el libreto de
esta comedia, sustentada esencialmente en una batería de gags que funcionan en
pantalla y es lo que conducen a visibilizarla per se; porque ni aporta densidad
caracterológica a los mencionados u a otros personajes, ni tampoco confiere
complejidad al relato.
Por su parte, la secuela de Mi villano favorito, también estrenada en
2013 (ahora en cartel en Cuba) funciona como otra comedia infantil, la cual depende casi en lo absoluto
para levantar vuelo de los “minions”, esa pléyade de divertidísimas criaturas
amarillas que son lo mejor del espectáculo.
Como los pingüinos de Madagascar o la ardilla de La era del hielo, constituyen
estos personajes secundarios las verdaderas estrellas de Mi villano favorito 2,
al punto de que no habría película sin ellos, puesto que ya Gru, el antiguo
malvado que hurtó la Luna
en el filme original de 2010, ahora tiene demasiado caramelo arriba y eso lo
deslegitima en tanto personaje.
Gru y su compañera de misión deberán atrapar al que en la secuela es el
real villano del show: el mexicano Macho, ladrón de un suero devastador que
convierte a los minions en una especie de pirañas anfibias de una película de
Ed Wood. Una mirada detenida al delineado de Macho podría encontrar su cuota de
xenofobia envuelta en caricatura del latino.
Los realizadores de la saga, Pierre Coffin y Chris Renaud, sabedores del
potencial humorístico de los minions, así como de su costado entrañable, le
dejan hacer en pantalla; si bien ocupa más espacio en la trama, por supuesto,
Gru, el espía calvo narizón quien torpedeará los intentos de dominación de
Macho y devuelve a la normalidad a los convertidos minions.
El nuevo exponente de la división animada de la Universal complace a
medias, es una película mucho menos redonda que su antecedente, igual que
ocurría con Monsters University. Sin embargo, ambas superan por mucho a la muy
menor Frozen, el animado ganador el pasado 12 de enero del Globo de Oro y que
se perfila, según todo lo indica en las quinielas yankis, como la producción de
su género en la que recaerá el Oscar del año el próximo marzo. Las otras cuatro
nominadas a la estatuilla en el apartado de Animación son la francesa Ernest y
Celestine, la japonesa Se levanta el viento y las estadounidenses Los Croods y
la hoy comentada Mi villano favorito 2. Todas superan a Frozen por amplia
distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario