Reglas de combate (Rules
of Engagement), dirigida por William Friedkin en 1999, enfoca su trama en
la masacre popular causada frente a la embajada americana en Yemen por un
coronel del ejército estadounidense, que ordena a su comando disparar contra
decenas de manifestantes, entre los cuales había algunos que hacían fuego
contra la sede diplomática. Se desata un escándalo de magnitud internacional en
que Estados Unidos aparece en la picota. El Consejero Nacional de Seguridad
pide la cabeza del coronel, y esconde el vídeo que demuestra que entre la
muchedumbre habían francotiradores. El coronel, de una hoja de servicios
impecable (Samuel L. Jackson), busca a su amigo, un abogado militar (Tommy Lee
Jones), para que lo defienda en el difícil juicio. El hombre, alcohólico y
desanimado, no está al nivel de la tarea que le piden, pero complace al
compañero porque le salvó la vida en Viet-Nam .
Logra salvarlo
en un complicado proceso judicial y demostrar que mató a 81 yemenitas porque le
asistía la razón, dispararon contra sí, y había que proteger a los soldados. De
modo que era totalmente lícito que murieran decenas de niños, mujeres y
ancianos: bajas inocentes, pero al fin ya al cabo, daños colaterales de la guerra. Así lo ven y así lo asumen. Las carreteras, los hospitales, los puentes,
escuelas y personal civil de Yugoslavia, Irak o Afganistán también eran bajas
necesarias según esa filosofía de la guerra que esta película defiende de una
manera atrozmente manipuladora, tratando de identificar al espectador con el
"pobre" coronel que sufre atrozmente porque parte de la nación y el
mundo en todas sus partes no comprenden el sentido de su honor, la naturaleza
de su gloria.
Cuando todavía
faltaban dos años para el 11-S, el señor William Friedkin se bajó con una
película deleznable que causó estupor en el mundo árabe, escrita nada más y menos que por James Webb,
secretario de Marina de Reagan. Un filme que denosta y humillla a esos pueblos
y tiene una propuesta ideológica alarmante. Gran lunar en la filmografía de
Friedkin, Reglas de combate. El director de clásicos de sus géneros, como El exorcista y Contacto en Francia, venía cuestabajo a la deriva en los años del
filme. En realidad, después de aquellas dos aportadoras, innovadoras películas
de los setentas, el hombre ha sido el mismo solo muy ocasionalmente, en por ejemplo Killer Joe.
En el decenio
final del pasado siglo este hombre -que anda cámara en mano desde 1963- realizó,
entre otros filmes, The guardian, Stinger y Jade; este último a casi nadie gustó, menos al que escribe, quien
lo consideró el segundo mejor sexy-thriller
que hayan filmado en los Estados Unidos, luego de Instintos Básicos. Reglas de
combate, temporalmente paralela a aquellas, es el peor trabajo de su historia.
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