Epix, canal de televisión por cable y satélite premium abierto en 2009 cual ente subsidiario de Metro Goldwyn Mayer, posee, dentro de su catálogo de programación, series de factura original. Lo más sobresaliente del sello en dicha parcela, bastante limitada hasta ahora en número de materiales, son los títulos El padrino de Harlem, cuya tercera temporada está al aire y la que al momento de transmitirla en Cuba reseñaremos, y From, de estreno en la televisión nacional.
From (la primera y hasta ahora única temporada es de inicios de 2022) no formó parte ni de lejos de los materiales más promocionados de la teleficción anglosajona durante el pasado año, ni tampoco dispuso de interpretación crítica en los medios, donde internacionalmente fue ignorada. Pasó, a la chita callando, por televisoras menores, hasta que el boca a oreja progresivo de un grupo cada vez más considerable de receptores propició que HBO + la colocara hace poco dentro de su repertorio de títulos no originales. Ahora cambiará su suerte, aunque en honor a lo justo debió ocurrirle desde el principio.
Quizá el hecho de ver el Frankenstein de James Whale de 1931 a los diez años me inmunizó contra el terror, género que disfruto pero sin casi nunca alcanzar ese estado de pavor que constituye su objetivo y esencia. Sin embargo, From sí me acercó a algo parecido al miedo, un miedo disfrutable generado de una forma tan sencilla como eficaz.
En el pueblito sin nombre del mundo presuntamente postapocalíptico donde transcurre la trama, antes de la caída de la tarde el sheriff (interpretado por el actor Harold Perrineau) toca una campana para recordar a todos los lugareños que deben cobijarse raudos en las casas, donde estarán protegidos por un singular talismán ahuyentador de lo que está afuera, en la oscuridad. Esto, si las propias personas no le permiten entrar a eso innombrable.
En la noche, cercanas a las puertas, a la espera de algún momento de debilidad de cualquiera de los inquilinos de los hogares, se encuentran unas criaturas que pueden replicar la imagen de los seres queridos de los moradores. Quien caiga en la trampa y crea en realidad que está frente a un antiguo familiar muerto, podría abrir la puerta o ventana, pero entonces sería despedazado en instantes.
A este pueblo se llega pero no se sale. Los primeros diez episodios (la serie tiene programada ya su segunda temporada) no aclaran la razón, solo entregan elementos informativos para que los espectadores tejan sus conjeturas.
Sí, por supuesto, aquí hay su poco de Perdidos, quizá no sea casualidad que parte de su equipo la respalda; de otra serie como Wayward Pines y hasta de películas a la manera de La niebla o La aldea, el clásico de Shyamalan. Resulta casi imposible ser del todo original a estas alturas, pero en From no importa tanto el sedimento como la forma de plantear y desarrollar el misterio, la tensión, el clima de desasosiego aparejado a la nocturnidad. En ello, el título de Epix es muy solvente, y de hecho representa el ángulo redentor de una pieza bastante discreta en términos generales: puesta en pantalla, personajes, diálogos, caracterizaciones.
Los ataques de las criaturas (y el misterio generado en su derredor) producen verdadero terror, lo mismo los ocurridos dentro de las casas que los suscitados en pleno bosque, cuando algunos de los pobladores se ven obligados a permanecer en la noche. Momento este en el cual se desata el horror y no existen, casi, formas de impedir lo inevitable.
Por último, la asimilación que hace Pixies del tema de Jay Livinsgton y Ray Evans, Qué será, será (Whatever Will Be, Will Be), para la cabecera de la serie es fantástica. Si viviese Doris Day - quien lo interpretó al servicio de Hitchcock en El hombre que sabía demasiado-, hubiera querido integrar la banda.