Aunque nunca a la altura de esa obra maestra del cine contemporáneo que es
su Deseando amar (2000), Wong Kar Wai
(Shangai, 1948), uno de los autores asiáticos de mayor prestigio internacional,
firmó otras producciones de relieve durante el último cuarto de siglo, a la
manera de Days of Being Wild, Expreso Chungking, Ángeles caídos o Felices
juntos. E, igual, títulos de calidad media, como 2046; y también algún que otro filme prescindible, del corte de El sabor de la noche (2007).
domingo, 31 de agosto de 2014
domingo, 24 de agosto de 2014
A Omega 3 le faltan flavonoides, fibra, sazón y ángel cinematográfico
Hace bastante, cuando todavía
faltaban años para surgir piezas cinematográficas como Molina´s Solarix (Jorge
Molina, 2006), Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2011) o Los desastres de
la guerra (Tomás Piard, 2012) publiqué un artículo, tildado de “soñador”
entonces, donde apostaba por la existencia de un cine de género en la isla. No tardó tanto el futuro para
que, además de dichas obras de ciencia ficción o zombies antes estrenadas,
ahora esté por llegar un filme vampírico, quizá más adelante otro del oeste, y
se exhiba ya en las pantallas del país Omega 3 (Eduardo del Llano, 2014), la
tercera incursión insular de acción real en la sci-fi; no la primera, como
erróneamente repiten los medios no especializados. A diferencia de la
literatura, con una tradición extendida desde Oscar Hurtado a Daína Chaviano,
Yoss o hasta el propio del Llano -autor de la novela Obstáculo y del cuento
homónimo en el cual se base el filme-, aun somos casi vírgenes en el tema en
materia de séptimo arte.
A Omega 3 le faltan flavonoides, fibra, sazón y ángel cinematográfico
Hace bastante, cuando todavía faltaban años para surgir piezas
cinematográficas como Molina´s Solarix (Jorge Molina, 2006), Juan de los
muertos (Alejandro Brugués, 2011) o Los desastres de la guerra (Tomás Piard,
2012) publiqué un artículo, tildado de “soñador” entonces, donde apostaba por
la existencia de un cine de género en la isla. No tardó tanto el futuro para
que, además de dichas obras de ciencia ficción o zombies antes estrenadas,
ahora esté por llegar en breve un filme vampírico, quizá más adelante otro del
oeste, y se exhiba ya en las pantallas del país Omega 3 (Eduardo del Llano,
2014), la tercera incursión insular de acción real en la sci-fi; no la primera,
como erróneamente repiten los medios no especializados. No obstante, a
diferencia de la literatura, con una tradición extendida desde Oscar Hurtado a
Daína Chaviano, Yoss y hasta el propio del Llano -autor de la novela Obstáculo
y del cuento homónimo en el cual se base el filme-, así y todo somos casi
vírgenes en el tema en materia de séptimo arte.
sábado, 23 de agosto de 2014
Un profeta
En la
demografía psicológica de todas las celdas del cine carcelario cohabitan las
figuras del dolor, el miedo y el ojo avizor ante un qué vendrá inminente. El
golpe puede llegar en cualquier instante, hasta que el reo alcanza cierto
status de seguridad.
viernes, 22 de agosto de 2014
Amar, dudar, partir
Una historia de amor y disyuntivas,
de situaciones que tercian para propiciar lo primero y aliviar lo segundo. Parecería
un juego de palabras destinado a cualquier spot publicitario, pero de eso va Personal Belongings, película pequeña,
sencilla, límpida; de carne y sentimientos, habitada por dos personajes
centrales obsedidos por fantasmas y precisados de yunques que los fijen a
tierra ante el bamboleo tormentoso de sus circunstancias.
miércoles, 20 de agosto de 2014
Sola contra la mafia
Que del previo consorcio
entre el realizador Joel Schumacher y el productor Jerry Bruckheimer saliera un
thriller tan debilucho como 9 días;
que en la larguísima filmografía del primero aparezcan numerosas películas del
montón; o que el segundo -el productor más poderoso de Hollywood- sea
responsable de engendros bélico-patrioteros corte Pearl Harbor, Top Gun o La caída del Halcón Negro, la posterior asociación
de ambos hacía desconfiar a cualquier espectador provisto de cierta cultura
cinematográfica de la salud de Verónica
Guerin. Sin embargo, aunque a todas luces no sea una obra cuyo eco perdure,
al menos tampoco entra dentro de lo peor del trabajo de su director.
domingo, 17 de agosto de 2014
No mires para abajo, o el sexo-tour didáctico de Subiela
Walter Salles, realizador de
esas tres grandes películas llamadas Estación central de Brasil, Detrás del Sol
y Diarios de motocicleta, se quejaba hace poco del cinismo que recorre el cine
post-Tarantino. Aunque comparto en sentido general su opinión, al parecer, el artista
suramericano, quien dice estar muy al tanto de cuanto hacen gente joven del
continente como Pablo Trapero, no lo anda mucho sin embargo en relación a la
ejecutoria de otras más maduritas a la manera de Eliseo Subiela (Buenos Aires, 1944).
Dicho señor, a cuya mano directriz pertenece No mires para abajo (2008), representa hoy día la expresión
culminante dentro del contexto regional
de un cine encallado en un rocalloso territorio argumental donde reina el
semicandor, la inocentada, delirios seudopoéticos, arrebatos dulzones e incurables cursilerías habitadas por pibes
y pibas de otro mundo: productos transgénicos disparados de un laboratorio de
miel y anacronismo. Quizá quien escriba participa de ese espíritu crítico
acompañante del período aludido por Salles, de igual signado por el mismo
cinismo, pero ya no puedo con los caramelos liricoides de quien otrora
pergeñábase como una de las grandes firmas autorales de la pantalla austral,
mas a la fecha triste sombra ya fue.
jueves, 14 de agosto de 2014
El monstruo del río Han
Más que por haberse
convertido en fenómeno taquillero del cine coreano (entre las pantallas más
importantes del planeta ahora mismo), con cerca de quince millones de entradas
vendidas; por arrasar en la entrega de los Premios al Cine de Corea de Sur
durante 2006; o haber sido bautizada por un crítico de la tan leída como
respetada por muchos entre quienes no me incluyo Variety como «la mejor película de monstruos de la historia» —aseveración
pantagruélica que no tiene caso discutir por su absolutismo—, El huésped deviene ingente esfuerzo del
realizador Bong Joon-ho por recuperar el hálito de la serie B del cine de
terror y ciencia ficción de los años 50 y su poderosa carga de alegorías
políticas.
domingo, 10 de agosto de 2014
Boccaccerías habaneras y Meñique (crítica doble)
Antes del arribo en masa de los invencibles escritores rusos, por años,
entre mis muchas predilecciones literarias iniciales figuraron Las mil y una noches y el Decamerón. Mientras, al paso de la
infancia, leía los dos últimos (verdaderos relatos-ofrendas al arte de contar;
historias-tributos al poder demiúrgico del narrador), veía cine a mares, con
mucha preferencia, entonces, por las comedias italianas de los ´60, donde por
primera vez nos llegaría la evocación visual de esa conformación biológica
inigualable que es el cuerpo de una mujer, mediante aquellos torsos reales de la Cardinale, la Loren o la Schiaffino. De
dicha cinematografía, más tarde, disfrutaríamos los acercamientos que al mundo
boccacciano estamparan grandes maestros, a la manera de Pier Paolo Pasolini (El Decamerón, 1971) o, con precedencia,
Vittorio de Sica, Federico Fellini, Mario Monicelli y Luchino Visconti (Boccaccio ´70, 1962), dentro del formato
de los -a la sazón allí tan populares- filmes de “sketches” o cuentos.