domingo, 31 de agosto de 2014

El gran maestro, de Wong Kar Wai: mucho estilo y pocas nueces narrativas


Aunque nunca a la altura de esa obra maestra del cine contemporáneo que es su Deseando amar (2000), Wong Kar Wai (Shangai, 1948), uno de los autores asiáticos de mayor prestigio internacional, firmó otras producciones de relieve durante el último cuarto de siglo, a la manera de Days of Being Wild, Expreso Chungking, Ángeles caídos o Felices juntos. E, igual, títulos de calidad media, como 2046; y también algún que otro filme prescindible, del corte de El sabor de la noche (2007).

domingo, 24 de agosto de 2014

A Omega 3 le faltan flavonoides, fibra, sazón y ángel cinematográfico


Hace bastante, cuando todavía faltaban años para surgir piezas cinematográficas como Molina´s Solarix (Jorge Molina, 2006), Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2011) o Los desastres de la guerra (Tomás Piard, 2012) publiqué un artículo, tildado de “soñador” entonces, donde apostaba por la existencia de un cine de género en la isla. No tardó tanto el futuro para que, además de dichas obras de ciencia ficción o zombies antes estrenadas, ahora esté por llegar un filme vampírico, quizá más adelante otro del oeste, y se exhiba ya en las pantallas del país Omega 3 (Eduardo del Llano, 2014), la tercera incursión insular de acción real en la sci-fi; no la primera, como erróneamente repiten los medios no especializados. A diferencia de la literatura, con una tradición extendida desde Oscar Hurtado a Daína Chaviano, Yoss o hasta el propio del Llano -autor de la novela Obstáculo y del cuento homónimo en el cual se base el filme-, aun somos casi vírgenes en el tema en materia de séptimo arte.

A Omega 3 le faltan flavonoides, fibra, sazón y ángel cinematográfico


Hace bastante, cuando todavía faltaban años para surgir piezas cinematográficas como Molina´s Solarix (Jorge Molina, 2006), Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2011) o Los desastres de la guerra (Tomás Piard, 2012) publiqué un artículo, tildado de “soñador” entonces, donde apostaba por la existencia de un cine de género en la isla. No tardó tanto el futuro para que, además de dichas obras de ciencia ficción o zombies antes estrenadas, ahora esté por llegar en breve un filme vampírico, quizá más adelante otro del oeste, y se exhiba ya en las pantallas del país Omega 3 (Eduardo del Llano, 2014), la tercera incursión insular de acción real en la sci-fi; no la primera, como erróneamente repiten los medios no especializados. No obstante, a diferencia de la literatura, con una tradición extendida desde Oscar Hurtado a Daína Chaviano, Yoss y hasta el propio del Llano -autor de la novela Obstáculo y del cuento homónimo en el cual se base el filme-, así y todo somos casi vírgenes en el tema en materia de séptimo arte.

sábado, 23 de agosto de 2014

Un profeta


En la demografía psicológica de todas las celdas del cine carcelario cohabitan las figuras del dolor, el miedo y el ojo avizor ante un qué vendrá inminente. El golpe puede llegar en cualquier instante, hasta que el reo alcanza cierto status de seguridad.

viernes, 22 de agosto de 2014

Amar, dudar, partir


Una historia de amor y disyuntivas, de situaciones que tercian para propiciar lo primero y aliviar lo segundo. Parecería un juego de palabras destinado a cualquier spot publicitario, pero de eso va Personal Belongings, película pequeña, sencilla, límpida; de carne y sentimientos, habitada por dos personajes centrales obsedidos por fantasmas y precisados de yunques que los fijen a tierra ante el bamboleo tormentoso de sus circunstancias.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Sola contra la mafia


Que del previo consorcio entre el realizador Joel Schumacher y el productor Jerry Bruckheimer saliera un thriller tan debilucho como 9 días; que en la larguísima filmografía del primero aparezcan numerosas películas del montón; o que el segundo -el productor más poderoso de Hollywood- sea responsable de engendros bélico-patrioteros corte Pearl Harbor, Top Gun o La caída del Halcón Negro, la posterior asociación de ambos hacía desconfiar a cualquier espectador provisto de cierta cultura cinematográfica de la salud de Verónica Guerin. Sin embargo, aunque a todas luces no sea una obra cuyo eco perdure, al menos tampoco entra dentro de lo peor del trabajo de su director.

domingo, 17 de agosto de 2014

No mires para abajo, o el sexo-tour didáctico de Subiela


Walter Salles, realizador de esas tres grandes películas llamadas Estación central de Brasil, Detrás del Sol y Diarios de motocicleta, se quejaba hace poco del cinismo que recorre el cine post-Tarantino. Aunque comparto en sentido general su opinión, al parecer, el artista suramericano, quien dice estar muy al tanto de cuanto hacen gente joven del continente como Pablo Trapero, no lo anda mucho sin embargo en relación a la ejecutoria de otras más maduritas a la manera de Eliseo Subiela (Buenos Aires, 1944). Dicho señor, a cuya mano directriz pertenece No mires para abajo (2008), representa hoy día la expresión culminante dentro del  contexto regional de un cine encallado en un rocalloso territorio argumental donde reina el semicandor, la inocentada, delirios seudopoéticos, arrebatos dulzones  e incurables cursilerías habitadas por pibes y pibas de otro mundo: productos transgénicos disparados de un laboratorio de miel y anacronismo. Quizá quien escriba participa de ese espíritu crítico acompañante del período aludido por Salles, de igual signado por el mismo cinismo, pero ya no puedo con los caramelos liricoides de quien otrora pergeñábase como una de las grandes firmas autorales de la pantalla austral, mas a la fecha triste sombra ya fue.

jueves, 14 de agosto de 2014

El monstruo del río Han


Más que por haberse convertido en fenómeno taquillero del cine coreano (entre las pantallas más importantes del planeta ahora mismo), con cerca de quince millones de entradas vendidas; por arrasar en la entrega de los Premios al Cine de Corea de Sur durante 2006; o haber sido bautizada por un crítico de la tan leída como respetada por muchos entre quienes no me incluyo Variety como «la mejor película de monstruos de la historia» —aseveración pantagruélica que no tiene caso discutir por su absolutismo—, El huésped deviene ingente esfuerzo del realizador Bong Joon-ho por recuperar el hálito de la serie B del cine de terror y ciencia ficción de los años 50 y su poderosa carga de alegorías políticas.

domingo, 10 de agosto de 2014

Boccaccerías habaneras y Meñique (crítica doble)


Antes del arribo en masa de los invencibles escritores rusos, por años, entre mis muchas predilecciones literarias iniciales figuraron Las mil y una noches y el Decamerón. Mientras, al paso de la infancia, leía los dos últimos (verdaderos relatos-ofrendas al arte de contar; historias-tributos al poder demiúrgico del narrador), veía cine a mares, con mucha preferencia, entonces, por las comedias italianas de los ´60, donde por primera vez nos llegaría la evocación visual de esa conformación biológica inigualable que es el cuerpo de una mujer, mediante aquellos torsos reales de la Cardinale, la Loren o la Schiaffino. De dicha cinematografía, más tarde, disfrutaríamos los acercamientos que al mundo boccacciano estamparan grandes maestros, a la manera de Pier Paolo Pasolini (El Decamerón, 1971) o, con precedencia, Vittorio de Sica, Federico Fellini, Mario Monicelli y Luchino Visconti (Boccaccio ´70, 1962), dentro del formato de los -a la sazón allí tan populares- filmes de “sketches” o cuentos.
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