domingo, 30 de junio de 2013

Enemigos públicos, el buen cine de Michael Mann en la industria


Ninguneada en los desastrosos Oscar de su año -salvo algunas categorías el veredicto general fue de escándalo, pese al silencio de la fábrica mundial mediática de mentiras y el santiguo tercermundista-, Enemigos públicos (Public Enemies, 2009), reexhibida ahora en Cuba, viene a ser la enésima prueba confirmatoria del calibre narrativo de un director como Michael Mann.
Si dejamos a Scorsese tranquilo en su altar de genio viviente de la pantalla norteamericana, no existe un director allí -Spielberg, Eastwood o Soderbergh, como Martin, se mueven en otras direcciones, confeccionan otro tipo de cine- que, dentro de la industria, cuente, encadene, secuencie, dinamice la acción interna del fotograma e ilumine la pantalla con trazos de maestría semejantes: en última instancia concentradores de toda una riquísima herencia cinematográfica nacional, filtrada por el autor de Heat y Alí mediante un dispositivo abrevador aquí del summun del género gangsteril -de Scarface a Uno de los nuestros- cuya legendaria estela honra a través de un abordaje proclive no ya a reciclarlo o remedarlo, sino a reiventarlo sobre la rueda de la reescritura de mitología y señas identitarias.
Muy superior a la adaptación de Max Nosseck (1945) e incluso a la más conocida elaborada por John Millius (1973) acerca de la vida del gangster John Dillinger, Enemigos públicos -inspirada de forma parcial en el libro del periodista de Vanity Fair, Brian Burrough, Public Enemies: America´s Greatest Crime Wave and the Birth of The FBI, 1933-1934-, reobserva el mito del singular personaje del Chicago de los años ´30, al desmontaje de una visión convergentemente clásica y muy actual, lejana de la típica idealización del mafioso para aproximarse más a la épica de un operístico western urbano crepuscular sobre la sobrevida de un outsider, del outlaw sabedor de su destino trágico y  devorado por el mismo sistema que lo genera, alimenta y romantiza solo hasta el grado de comenzar a reconocerlo como la antinomia modélica de su hipócrita tabla de valores. La cual, por otro lado, no prescinde de asociaciones e interrelaciones entre la Crisis del ´29 y la debacle bancaria actual (cuanto fue del Martes al Viernes negro, de la Gran Depresión a los tiempos de Madoff), amén de subtextos a apreciar tanto en torno a la consolidación histórica de los aparatos de represión interna y vigilancia ciudadana como a la relación hecho criminal/medios/espectáculo dentro de los Estados Unidos.

martes, 25 de junio de 2013

El camino de San Diego, según San Sorín


Acostumbrado como está el espectador a la ortodoxia de la narrativa hegemónica, quizá al hacerle frente a una película semejante a El camino de San Diego (Carlos Sorín, 2006)  pueda sentirse algo distante ante un concepto de la puesta en escena que casi reniega de ella.
Aunque, si está conectado con el cine del director de Historias mínimas y Bombón el perro, comprenderá que este camino autoral devino, por convicción, pauta morfológica primaria de las obras de un hombre mucho menos interesado en “narrar” en la línea aristotélica que en configurar climas, constatar la imbricación ontológica del individuo a su realidad telúrica, pulsar el mapa emotivo de personajes (quienes a la larga no suelen ser más bien tales, según el entendido del guión tradicional, sino no-actores representados a sí mismos) desde el ecuador de una sensibilidad entrevista sobre la base de su contribución a elevarlos en tanto seres humanos.

lunes, 24 de junio de 2013

Los hombres de la compañía: el pinchazo a la burbuja americana


“La política es la sombra que la gran empresa proyecta sobre la sociedad” confirmó con razón ese relevante filósofo social estadounidense llamado John Dewey. La gran empresa empantanó a la economía norteamericana en 2008 y la política del gobierno y de las corporaciones que lo dirigen consistió en echar a la calle a decenas de miles de trabajadores, con el consiguiente incremento exponencial del grado de pesimismo en gran parte de dicha sociedad. Crack solo comparable al de 1929, este trajo consigo el conocido cuadro oneroso de los bancos hundidos y luego salvados por San Obama, hipotecas subprime, casas abandonadas, ciudades fantasmas, centros comerciales clausurados…

domingo, 23 de junio de 2013

La isla siniestra del diestro Martin Scorsese


Desde Taxi driver, su clásico de los ´70, e incluso otros filmes de la época, el lápiz de Martin Scorsese ya venía punteando, con granito bien negro y subrayado, el mapa configurativo de un Estados Unidos-otro que no salía en postales turísticas, el cine comercial desfiguraba, la Literatura en cierta parte de las casos solo tomaba como tablero donde se movían los personajes de los relatos, y la Historia reflejaba de una forma asépticamente elítptica.
Para sopesar con arreglo a la realidad la sedimentación de los esquemas éticos, el acendramiento del sistema de valores de una nación y el punto de incidencia de la violencia dentro del proceso consolidatorio de la estructura clasista y estratificada del concepto social estadounidense, hay que ver, primero -no importa el aspecto cronológico- La edad de la inocencia y Pandillas de Nueva York; y luego El aviador, Toro salvaje, Uno de los nuestros, Casino, la citada Taxi driver, Vidas al límite e Infiltrados.

viernes, 21 de junio de 2013

Veinte años, excepcional película cubana de animación


El joven cineasta cubano Bárbaro Joel Ortiz es un todoterreno sobre el set de filmación, quien prácticamente interviene en cada uno de los procesos (dirección, animación, iluminación, fotografía…) de su película Veinte años, corto de los Estudios de Animación del ICAIC, a reponerse en el verano, rodado mediante la -tan veteranísima como intermitentemente usada en el planeta- técnica de stop motion. Tan añeja que ya hace un siglo los rusos la usaban, y luego fueron centenares los exponentes, de notar o no, fraguados a lo largo de la historia del séptimo arte (y la televisión) con el empleo de dicha vía, en cuya etapa más cercana merecen citarse algunos trabajos del director norteamericano Tim Burton (La novia cadáver, verbigracia) y, fundamentalmente, la labor promovida por el sello británico Aardman e interesantes proposiciones contemporáneas de la animación a la manera de Pollitos a la fuga o Wallace y Gromit emergidas de dicha escuela inglesa.

jueves, 20 de junio de 2013

Haywire, el Soderbergh imperdurable


Resulta Steven Soderbergh uno de los dos o tres realizadores estadounidenses de mediana edad ante los cuales uno se quita automáticamente el sombrero. Este hombre posee la elasticidad del Hombre Araña para saltar de un género/soporte/formato/objetivo temático a otro, para brincar del mainstream al cine independiente con la mayor tranquilidad del mundo. Casi tan prolífico como Allen (23 películas en 24 años activo) y más impredecible que Kubrick, Winterbottom u OzoN, nunca sabes con lo que se va a descolgar. Eso, al menos a cierto tipo de espectador, siempre subyuga.

miércoles, 19 de junio de 2013

Casa de mi padre: execrable ofensa a los latinos


Aunque los latinos cada día sean más en los Estados Unidos y hayan sido filmadas obras cinematográficas como Un día sin mexicanos, donde se remarca hasta la obviedad el peso de su imprescindible fuerza allí, su extraordinario aporte y no solo como fuerza bruta, ellos continúan ninguneados, humillados, mal vistos o preteridos por la gran pantalla norteamericana. A cada rato esta comunidad se queja, forma comisiones, denuncia…, pero nada, el poder de la industria, de todo, está en las manos wasp (los anglosajones blancos protestantes dueños de la nación y de parte de Hollywood).

martes, 18 de junio de 2013

Anna Karenina en el adulterio del estilo


Representa Anna Karenina, la novela escrita por el narrador ruso León Tolstoi entre 1873 y 1877, uno de los frutos predilectos de la viña de los Lumière, desde que la pantalla halló veta madre en la adaptación de textos literarios.

lunes, 17 de junio de 2013

El gagueo del rey

Como sospechaba este comentarista muchas semanas antes de la premiación, Winter´s bone, la película más “independiente” -si bien el término a la fecha es ya cuando menos ambiguo y contiene varias subcapas de análisis que no vienen a cuento destripar ahora- no iba a llevarse ni las gracias en la edición del Oscar de 2011. Lesa injusticia, no poseía rival entre las diez nominadas, pero como el año pasado le otorgaron la estatuilla a ese paradigma del “nuevo cine bélico imperialista de corte intelectual” titulado The hurt locker, también clasificado como “indie” (y con el cual, por cierto, soltaron la baba hasta críticos del planeta considerados de izquierda), resultaba del todo imposible el doblete.

domingo, 16 de junio de 2013

U-Turn, Giro al infierno: cine negro de Oliver Stone

No deja de ser hasta cierto punto sorprendente que un film-noir como Giro al infierno (U-Turn,) haya sido dirigido por Oliver Stone, cuya notoriedad es debida a cintas de signo totalmente opuesto, enfocadas a lo político-biográfico (Salvador, Pelotón, Nacido el 4 de Julio, JFK, Nixon, Comandante, Alexander). Sin embargo, tampoco resulta del todo insólito si oteamos en sus horizontes como guionista e incluso en ese paréntesis de su filmografía llamado  Asesinos natos.
Giro al infierno contiene todos los temas clásicos del cine negro: un hombre trágico, romántico en busca de su destrucción, mujer fatal, existencias cruzadas, fatalismo, sexo, traición, asesinato, violencia. Bobby (Sean Penn) es un pobre diablo que le debe más dólares de los permisibles a cierta pandilla de mafiosos rusos; en viaje hacia Las Vegas al tipo se le rompe el radiador de su Mustang ´64 en un infernal pueblucho del desierto, cuyo nombre es la catedral de la ironía: Superior. De cariz tan irónico como la identificación del lugar será el mecánico que debe reparar la avería (Billy Bob Thornton), o el celoso TNT (), quien cree que Bobby le quiere quitar a la novia. Aparece ahora Grace (Jennifer López), lugareña de ascendencia india, quien pide sexo a kilómetros; ya es hora entonces de que Bobby entre en la primera fase de la gran locura (sabrosísima locura) que es esta película arrebatada, frenética signada por el efecto de bola de nieve: Bobby va internándose progresivamente en una espiral de conflictos empujados uno por otro, los cuales cada vez lo conminan más a permanecer allí, en Superior, como el más inferior de sus seres. A merced de los retozos macabros de un destino muy majadero para este Sr. Nadie en medio de la nada.

La mancha humana: Silk, Faunia y los verdaderos espectros


El sujeto temático de La mancha humana (The human stain) es la mentira. Antivalor que la pantalla ha explorado prolijamente y ahora toca a través de lo que en Estados Unidos se le llamara desde el siglo XIX “pase racial”: la persona negra que se hace pasar por blanca con el objetivo de sacar ventajas sociales o evitar recriminaciones de cualquier índole. El filme, ceñido celosamente a la novela de Philip Roth, vuelve  a un fenómeno que ya algunos narradores decimonónicos estadounidenses abordaran, ahora con el enfoque puesto en la figura de Coleman Silk, decano de cierta universidad fictiva norteamericana, quien durante más de medio siglo vivirá una vida inventada tras renunciar a su identidad racial. Lo más interesante de esta película de Robert Benton resulta precisamente su personaje central, Silk, interpretado por Anthony Hopkins.

Red Riding Hood, La joven de la capa roja


Años antes que Walt Disney convocase a Blanca Nieves y los siete enanitos para su primer largometraje homónimo de 1937, la pantalla ya adaptaba -y desde entonces lo ha estado haciendo sin parar-, los cuentos de hadas o fábulas morales infantiles tradicionales. Por regla, pautada su hechura a las normativas formales e ideológicas (las conocidas recetas moralistas) delineadas en estas letras clásicas de Perrault, los hermanos Grimm, Andersen… Sin embargo, no es mucho el cine fabricado que echase ojo al horror interno y la carga sígnica (las veladas pero constantes remisiones eróticas, verbigracia) de tales narraciones, si excluimos escasas producciones; entre ellas alguna hollywoodense, tres o cuatro europeas y la reciente versión coreana en clave de terror de Hansel y Gretel (Pil-Sung Yim, 2007).

sábado, 15 de junio de 2013

No es Alien, es Prometeo

Hace 34 años Ridley Scott (South Shields, 1937) ofrendó al patrimonio fílmico mundial la obra maestra del cine de ciencia-ficción de terror más impresionante y aportadora de la historia del celuloide. Alien, el octavo pasajero no tuvo comparación con nada conocido. Terror en el espacio (Mario Baba, 1965) solo constituiría para el autor de Blade Runner quizá semilla inspirativa y La cosa (John Carpenter, 1982), pese a su rango, contenía inocultables rasgos hereditarios de esa pieza de marras portadora de una alquimia dramatúrgica fraguada del enyunte entre un feraz pie imaginativo que (re) dibujaba con nuevos cinceles en el espacio sideral el subgénero de “casa encantada de donde nadie puede escapar al poder de una entidad malévola”, con el aprovechamiento diegético de cada minuto del tiempo y de cada fragmento del espacio físico para generar suspense, horror, amenaza, claustrofobia, insospechados twits o giros de timón y cliffhangers o puntos climáticos tensionales de antología.

miércoles, 12 de junio de 2013

Inmaduros, típica comedia de "adultolescentes"

Los cuarenta años, o su cercanía, implican, casi siempre, la aplicación de un colirio de tristeza en los ojos con los cuales se mira el pasado. La llegada a la media edad, con su carga de derivaciones inmanentes en cada uno de los planos del individuo (no el menor el psicológico, por supuesto) supone en muchos el recuento automático de los pasajes más perdurables de su vida pretérita, desde el primer día de escuela al beso precursor, el vuelo del nido paterno, aquel gran amor de juventud… En fin, todo eso lindo que jamás volverá y que se vivió en su instante con la suprema intensidad de lo irrepetible, acaso sin saberlo entonces. Suele arredrar el arranque nostálgico las mil inocentadas cometidas, aquellas tontas actitudes, las picardías del niño adolescente, las tropelías del bachillerato. Entonces, la sonrisa benefactora por regla impide que la fuerza de gravedad transporte lágrimas al piso.

Declaración de guerra, a la derrota y a la enfermedad

Sin reparos en asegurarlo, el Festival de Cine Francés en Cuba menos convincente y más laxo de los últimos años tiene en Declaración de guerra (2011) uno de sus escasos títulos a evocar. Drama tragicómico de autoficción sobre dos padres, un niño pequeño y el águila del cáncer lista a picotearles el soporte de su existencia, el largometraje de Valérie Donzelli -según la peripecia existencial sucedida a esta directora/guionista e intérprete del filme junto a su ex esposo, Jèrémy Elkaïn, coescritor y actor también- sortea los riscos de los conductos lacrimales (ni imaginemos esta historia en manos de norteamericanos, o peor, blanco de cualquier culebrón latinoamericano) solo gracias al comedimiento, la sapiencia y el tacto de la escuela francesa.

Un kazajo suelto (y loco) en Hollywood

Quizá quince años atrás una película como Abraham Lincoln, cazador de vampiros hubiese sonado hiper extravagante y hasta herética, pero ya en un Hollywood donde antes dieron pabilo a esos colosales mejunjes fílmicos que operaron de manera increíble con la fórmula del aceite y el agua como fueron Wild Wild West y Cowboys contra Aliens, en verdad ya ni epata ni mucho menos intranquiliza.
En todo caso, se visiona esta nueva rebatiña de incongruencias con la mirada sardónica de quien atestigua cómo bajo el sombrero de la postmodernidad cinematográfica salen conejos con el genoma modificado, cuya carne apócrifa nada le aporta a la magia del séptimo arte.

miércoles, 5 de junio de 2013

Se vende: no compren

La nueva pieza fílmica de Jorge Perugorría representa la menos sólida dentro de su carrera como realizador, y eso que ni Afinidades ni Amor crónico fueron justamente modelos del mejor cine. Constituye Se vende un filme irregular, disperso e incoherente, resentido por varios elementos, de los cuales el que más lacera al metraje es el excesivo subrayado de sus planteamientos conceptuales y visuales. Tanto que pareciera un guión para presentar en las escuelas de cine de cuanto no debe hacerse en este, con independencia ello de cual género fuere. Su filiación dentro de la comedia no entraña la entrega de patente de corso para sobrepasar lo pleonástico y rayar la tautología.
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