sábado, 28 de febrero de 2015
Stir of Echoes
Del mundo extraño de cortocircuitos en cadena de su debut de realización, The Trigger effect, al suspense de fantasmas no sanguinolento Una conmoción de ecos (Stir of Echoes, 1999), David Koepp mostraría que pretendía diferenciar su trabajo de dirección del de guionista (El mundo perdido, segunda parte; la primera parte de Misión Imposible) mediante una obra menos espectacular y necesitada de tantos millones.
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miércoles, 25 de febrero de 2015
Un Che Guevara fílmico esculpido desde la honestidad
Desde que el a la sazón jovencísimo realizador Steven Soderbergh (Atlanta, 1963) se lanzara en paracaídas sobre la alfombra roja de Cannes con la, vista entonces, inquietante producción independiente Sexo, mentiras y cintas de video, su filmografía ha estado marcada por la alternancia de obras personales, de sesgo autoral y resultados artísticos divergentes e insertadas dentro o fuera del corazón de la industria (Traffic, Full Frontal, Out of sight, Solaris) con un cine comercial provisto de regular o peor factura (la trilogía Ocean´s y Erin Brockovich ilustra cada caso). Como otros pocos directores de peso en las majors, con las primeras satisface la conciencia; con las segundas asegura el bolsillo, que también la mantiene tranquila.
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lunes, 23 de febrero de 2015
Hatfields & McCoys: crítica de la miniserie estrenada en Cuba
El Canal
Educativo estrenó el que probablemente constituya el único aporte a considerar
de la magra cadena History Channel (hoy día History a secas) a la teleficción
anglosajona actual: Hatfields & McCoys (2012), miniserie de tres capítulos
inspirada en sucesos verídicos acaecidos durante la parte conclusiva del siglo
XIX entre las dos familias estadounidenses en pugna identificadas en el título,
cuya conocida rivalidad surgiera al término de la Guerra de Secesión.
jueves, 19 de febrero de 2015
Nuestra Belleza Latina: en busca de la mujer florero
El patriarcado logró sobrevivir, y dominar aun, gracias a la ignorancia impuesta, los sistemas políticos, la religión, un núcleo ancestral de costumbres encaminados a confiar los poderes económicos a los hombres, el consiguiente machismo, los postulados conservadores difundidos por disímiles vías y ¡los medios¡.
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lunes, 16 de febrero de 2015
Perdida: Fincher reescribe a Hitchcock en clave posmoderna
David Fincher, peso pesado de la creación artística fílmica en EUA, resulta uno de esos contados autores que, en dicha tierra, suelen devolverle su extraviada magia a un cine fundacional, básico, magno como el norteamericano. Alientos imprescindibles para su supervivencia en tanto arte, pues notable segmento de tal corpus fue echado al caño de la ignominia por los mercaderes industriales y el apego irrestricto a la fórmula del juguete efímero destinado a vivir y morir dentro de la caja de tiempo del fin semana.
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jueves, 12 de febrero de 2015
Narconovelas: caricaturas de la desolación
Del ascenso del crimen organizado dentro de los Estados Unidos, como consecuencia de los negocios con el alcohol tras el Acta Volstead e inherentes efectos de la Ley Seca, surgiría el gangsteril. Representaba aquel caldo de cultivo de matones, clanes nacientes, extorsiones, contrabando de licor y amasamiento de fortunas terreno muy fértil para no ser aprovechado por el cine. Ahora, no más nacer el género -en 1927 y con esplendor en los ´30-, sus creadores teñirían a los personajes de una aureola heroico-romántica propensa a inducir la identificación del público con figuras que en realidad eran antihéroes cuyo arrojo estaba empleado del modo más inicuo. Clint Eastwood nos recuerda bien dicho “romance” en una secuencia de J. Edgar (2011).
martes, 10 de febrero de 2015
El "otro Hollywood" o la "América erótica"
La Free Speech Coalition (FSC), empresa representante de la industria del cine pornográfico en los Estados Unidos, levantó en 2014 su tercera moratoria del año para el rodaje de materiales X en el país. El ceso temporal de las filmaciones se había debido, esa vez como en las dos anteriores, a la detección de un artista infectado con el virus del VIH. Casualmente, el hecho acaeció de forma paralela a una iniciativa promovida por los legisladores californianos para imponer el uso del condón como medida de seguridad laboral en el set. Medida contra la cual siempre ha batallado, y lo seguirá haciendo, la FSC, sabedora de que su aplicación le reportaría la pérdida de sumas abismales de dinero. Cuando una ley de este tipo se puso a prueba de manera experimental hacia 2012 en el condado de Los Ángeles (centro de la producción), las grabaciones se redujeron al 90 por ciento. En la parcela hardcore es prohibitivo el empleo de preservativos, porque el cliente lo exige. Pese a ello se registran pocas enfermedades, debido a que estos intérpretes -a quienes cuidan y se cuidan tanto como a los caballos de carrera en el hipódromo-, están obligados bajo contrato a protegerse fuera del plató.
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viernes, 6 de febrero de 2015
Hatsune Miku, el holograma que enamoró al planeta
Quizá los androides soñasen con ovejas mecánicas, pero ni a Philip K. Dick se le hubiese ocurrido plantearse en sus historias de ciencia-ficción cuanto está sucediendo en el mundo real. Puede llegar un momento, sino ha llegado ya, cuando los autores del género vean sobrepasados léxicos e imaginación por los descubrimientos y avances técnicos aplicados en la vida cotidiana. En territorio digital, verbigracia, media -visto al día de hoy- otro big bang desde el instante en que los maestros fecundaran los mejores exponentes de la sci-fi contemporánea.
jueves, 5 de febrero de 2015
The Flash: reseña de la serie transmitida en la televisión cubana
CW, cadena muy menor dentro de la
gran industria televisiva norteamericana, acaba de experimentar el primer
espaldarazo mediático de su trayectoria, mediante la entrega del Globo de Oro 2015 a la Mejor Actriz de
Comedia a la intérprete de origen puertorriqueño Gina Rodríguez por su papel
protagónico en Jane la virgen. Dicha
serie, conjuntamente con Arrow
(estrella de la corona dentro de la magra parrilla casera) y The Flash han supuesto un aumento del 14 por
ciento en el número de receptores para el sello fabricante de Diario de un vampiro, Supernatural, Nikita o Reign.
martes, 3 de febrero de 2015
Persona de interés, crítica de la serie programada en la televisión cubana
En buena parte de su corpus, las construcciones
culturales del relato telefictivo estadounidense posterior a la voladura de las
Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, están alimentadas de los mismos
temores explícitos en el discurso del poder, inducidos a la población mediante
los vehículos mediáticos. Tanto las estrategias como las lógicas narrativas de
géneros como el thriller se han puesto al servicio de sembrar en el
imaginario ese pavor constante a ser atacado por un Otro total que
preferiblemente ha de ser árabe, pero que igual puede ser interno o provenir de
Rusia, Corea del Norte, China…
lunes, 2 de febrero de 2015
Esposas desesperadas: el mundo de apariencias de Wisteria Lane
Ya en la cabecera misma de la teleserie Esposas desesperadas (Desperate Housewives, ABC 2004-2012) no
solo hay talento creativo, sino además una remisión directa al megaobjetivo
temático de la obra. Dicho opening
con el exquisito trasfondo musical de Danny Elfman y repleto de obras
artísticas que van del Adán y Eva de
Lucas Cranach el Viejo y litografías egipcias a El matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck, el American Gothic de Grant Wood, I
am a proud de Dick Williams, la
Campbell´ Soup Can de Andy Warhol o los Couple Arguing y Romantic Couple de Robert Dale describe en segundos de que va la
pieza: de pecados originales, tentaciones, serpientes, manzanas mordidas,
dobleces, misterios, huidas, odios, amores, mujeres acogidas a gusto o disgusto
en el hogar, de los conceptos y valores que conviene sugerir más que cumplir
dentro del orden cultural/familiar estadounidense.
Esposas desesperadas: el mundo de apariencias de Wisteria Lane
Ya en la cabecera misma de la teleserie Esposas desesperadas (Desperate Housewives, ABC 2004-2012) no
solo hay talento creativo, sino además una remisión directa al megaobjetivo
temático de la obra. Dicho opening
con el exquisito trasfondo musical de Danny Elfman y repleto de obras
artísticas que van del Adán y Eva de
Lucas Cranach el Viejo y litografías egipcias a El matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck, el American Gothic de Grant Wood, I
am a proud de Dick Williams, la
Campbell´ Soup Can de Andy Warhol o los Couple Arguing y Romantic Couple de Robert Dale describe en segundos de que va la
pieza: de pecados originales, tentaciones, serpientes, manzanas mordidas,
dobleces, misterios, huidas, odios, amores, mujeres acogidas a gusto o disgusto
en el hogar, de los conceptos y valores que conviene sugerir más que cumplir
dentro del orden cultural/familiar estadounidense.
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Mujeres desesperadas: El mundo de apariencias de Wisteria Lane
Ya en la cabecera misma de la teleserie Esposas desesperadas (Desperate Housewives, ABC 2004-2012) no
solo hay talento creativo, sino además una remisión directa al megaobjetivo
temático de la obra. Dicho opening
con el exquisito trasfondo musical de Danny Elfman y repleto de obras
artísticas que van del Adán y Eva de
Lucas Cranach el Viejo y litografías egipcias a El matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck, el American Gothic de Grant Wood, I
am a proud de Dick Williams, la
Campbell´ Soup Can de Andy Warhol o los Couple Arguing y Romantic Couple de Robert Dale describe en segundos de que va la
pieza: de pecados originales, tentaciones, serpientes, manzanas mordidas,
dobleces, misterios, huidas, odios, amores, mujeres acogidas a gusto o disgusto
en el hogar, de los conceptos y valores que conviene sugerir más que cumplir
dentro del orden cultural/familiar estadounidense.
Wisteria Lane es el ficticio sitio donde
transcurren las ocho temporadas del material exhibido de forma íntegra por la
televisión cubana. Se trata de un típico barrio residencial de clase alta, de
esos cuyos secretos y mentiras el británico San Mendes radiografiase tan bien
desde aquel inquisitorio contrapicado inicial de Belleza Americana (1999). Por supuesto, Esposas desesperadas no
llega ni al grado de hondura ni contiene el vitriolo de dicho filme, pero tampoco
resulta de ningún modo despreciable su estudio de las apariencias en tanto
parte de un modo de vida en sitios tales.
En el presumiblemente apacible y perfecto
barrio casi nada es lo que parece, y los seres humanos montan la puesta en
escena de sus existencias mediante fachadas, coberturas articuladas sobre la
base de la mímesis y la maleabilidad moral. La inseguridad en sí mismos, el
miedo a la vida y la insatisfacción con cuanto han conseguido en diversos
planos, pero sobre todo en el afectivo, delinean la planificación de actos
marcados por la inconsecuencia entre de lo que de ellos se espera desde el
magma idiosincrásico mismo de una tradición cultural y la proyección emprendida
en el escenario cotidiano, principalmente puertas adentro del hogar.
El suicidio, en el primero de los 180
capítulos, de Mary Alice Young, una de las “madres perfectas” que habitan
Wisteria Lane y voz de ultratumba que contará el relato, determinará derrotero
y tono de la trama, a la vez que “contaminará” el perfil axiológico de los
personajes -predominantemente femeninos- del microcosmos observado cual
representación a escala de un paisaje mayor.
La mencionada muerte disparará la reacción en
cadena de todas las subyacencias agachadas en cualquier contén del suburbio, pero
listas para aflorar en el momento menos pensado, de forma tan súbita como
estrepitosa. Una a una irán cayendo las banderas morales de Wisteria Lane y a
la larga, más que solo de la mera crítica a un sistema de falsos valores
condicionado e impuesto, nos estarán compartiendo aquí también los enveses de
la condición humana, la extraordinaria complejidad emocional, volitiva y
sentimental de la especie. Somos seres difíciles que tenemos en nosotros mismos
a nuestro principal amigo y al mismo tiempo a nuestro enemigo más feroz. La
capacidad de maniobra argumental en terreno tan movedizo, mediante
proposiciones y soluciones dramáticas, constituye a la postre lo que viene a
signar la trascendencia de una serie que, vista en escorzo desde el argumento,
cumplía algunas condiciones para convertirse en un culebrón a la americana tipo
Dallas, Dinasty o Revenge. La
prudencia, el tacto y la rica ironía de sus escritores lo impiden.
Baza indudable de Esposas… son sus cuatro personajes centrales, cuatro mujeres de
mediana edad (de escaso interés en el audiovisual norteamericano, como sabemos,
lo cual le impregna novedad), su comunicación artifactual y el rigor
interpretativo de sus actrices. La Lynette Scavo de la genial Felicity Huffman,
la Bree Van de Kamp de Marcia Cross, la Susan Meyer de Teri Hatcher y la
Gabrielle Solís de Eva Longoria representan cuatro de las construcciones
caracterológicas más entrañables de la teleficción estadounidense del siglo
XXI. Estos personajes -semejantes intérpretes-, levantan por sí solos a una
obra audiovisual. Sus debilidades humanas e imperfecciones, pero del mismo modo
su determinación y resiliencia, los hacen verosímiles, cercanos, empáticos.
Por otro lado, la serie suma atractivo merced
al uso a discreción, con intención descondensatoria o no, del humor, del más
negro al blanco, dentro del sustrato dramático. Y eso también, claro, le
propicia simpatías. Los matrimonios Solís y Scavo aportan la cuota más
abundante a la semidramedia.
No obstante, pese a los aciertos, la teleficción
de Marc Cherry bascula entre el nivel de
calado capaz de alcanzar en varios episodios y el sobrevuelo epidérmico de
otros, intermitencias que acusan demasiado relieve en las rectas finales.
Alguien diría que sería la única manera de alcanzar ocho temporadas, criterio
desmentido por otras series que nunca perdieron el fuelle, pero el caso es que,
apreciada en conjunto, Esposas
desesperadas luce congestionada de materia argumental de relleno y, cuando
menos, le cuelgan par de temporadas prescindibles. La irrelevante sexta
representaría el mejor ejemplo; así como la mitad de la octava.
Llega un punto incluso cuando la mordacidad
es autocanibalizada y regurgitada en simulación semifrivolona de cuanto hubo de
impugnarse, de tal que pase a un primerísimo plano la única intención de
divertir, desprovista de otras preocupaciones textuales. Porque esto tampoco es
una novela de Jonathan Franzen ni la cadena al mando es HBO, sino la abierta y
generalista ABC. Si sus ejecutivos comprueban en los ratings que cualquier tontería de Gabrielle Solís con su hija obesa
da más puntos que la crítica social per
se, pues ahí se carga la mano. Y la serie contó con audiencias superiores a
Perdidos, Anatomía de Grey y CSI,
amén de numerosos Emmy y Globos de Oro. De manera que resulta casi milagroso
que, más allá de sus evidentes defectos, haya podido tirarle sus buenas
pedradas al techo de vidrio de la sacrosanta moral de mentiritas yanki, sin dejarse obnubilar del todo por su éxito
masivo y abrir de par en par sus puertas argumentales a la lúdrica reiteración
facilota que casi siempre vende bien allí y en cualquier parte.
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