sábado, 6 de julio de 2013

Nada que hacer: amores de desempleados


La gran diferencia entre el cine americano y el europeo estriba en que en el primero el torrente sanguíneo dramático lo constituye la energía física dominante en los hechos narrados; y en el segundo, el elemento basal lo representa la observación del individuo, la energía se traslada por canales internos provenientes de sí, y el tempo, por consiguiente, tiende a ser más parsimonioso,  dilatado, exhaustivo, como corresponde hacerlo a las escrutaciones caracterológicas, que eso son muchas de las películas de este continente.
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