domingo, 21 de junio de 2015

Sleepy Hollows: un Burton de los buenos tiempos



Si el guionista de Seven, Andrew Kevin Walker; un dómine de la luz como el maestro de fotografía mexicano Enmanuel Lubezki; y el eterno amigo del realizador, ese demonio del sonido llamado Danny Elfman, son convocados por Tim Burton, iconoclasta reacomodador del rasero con que medir odios y amores, cuitas y revelaciones en la tierra de nadie que media entre Lucifer y la Luz, hemos de prepararnos para una película fabulosa. La leyenda del jinete sin cabeza (Sleepy Hollows, 1999) lo es.
Esta fábula terrorífico-fantástica-romántica viene a ser un atrapador temporal de los ecos de un cine donde la racionalidad casi siempre tuvo que rendirle pleitesía al asombro, la sinrazón y el misterio proveniente de lo inescrutable.

Nuestro Ichabod Crane, interpretado por Johnny Deep, llega al pueblo de Valle Soñoliento a indagar acerca de la estela de decapitaciones, investido del objetivismo inflexible que otorgan las neuronas y sin espacio en su cerebro para concebir la posibilidad de lo imposible. Pero en plano de lucha, a la postre rodarán los posicionamientos en la trinchera de la incredulidad, como las cabezas de las víctimas del jinete sin testa. O sea, el más audible grito de victoria de un contrario en la eterna lucha y ese escarceo de antinomias que es el cine total de Tim Burton. Lo cual necesariamente no tiene que decir que la conjunción espiritual Burton-Walker, sin importar que siga muy a su manera la letra del famoso relato de Washington Irving, no sucumba a la regla maestra no escrita pero tácitamente aceptada que orienta en el género de terror un final de partida a favor del bien-el sentido-lo real-la luz; si bien aquí con reservas.
Burton hace lo mejor que sabe (o sabía, porque la última franja suya deja bastante que desear) e incorpora a un cuento de hadas con velo de misterio e inevitable viso romántico la materia prima de las mejores pesadillas de cabecera, tamizado todo con una veta nostálgica y golpes de humor, manifestados estos fundamentalmente por conducto de personaje central. Un peculiar héroe que de forma ocasional parece cosido para otra película, quien se desmaya de miedo y algunas veces tiene reacciones pueriles e hilarantes. Burtoniana jocosidad indicativa de la no convencionalidad de un terror que sin embargo alarga el brazo y toma lo mejor que le regala la preteridad del singular contexto escenático expresionista, las fantasmagorías umbrías de la Hammer y la manera de expresar el concepto del miedo en los tenebrosos campos del horror puestos a parir por la Universal. Con todo, el cóctel no para y el hombre saca al ruedo reminiscencias góticas que desde el Drácula de Coppola no se corporeizaban de forma tan elegante en pantalla. Y más, genera, agarrado a las manos de Lubezki y los escarizados directores de arte Heinrichs y Young, el bosque más fílmicamente delirante que caminásemos con los ojos desde el de la escena del baile de brujas del drama de Nicholas Hytner, El crisol. El bosque, sabemos, es un elemento compositivo emblemático de la argumentística tradicional del cine de terror y aquí Burton y Lubezki entregan una soberbia foresta neblinosa donde el fotógrafo mexicano le da un festín a su estilo, volviéndonos a impresionar mediante sus imágenes deslumbrantes de paisajes en penumbras y juega con esas formas tendentes a alargarse y las sombras que se confunden con seres vivos.
Allí podrían ir un día de visita el Joker, Batman, Beetlejuice, Alicia o Eduardito Manos de Tijeras a preguntarle a Burton si alguna vez no les permitiría hacer todos una fiesta en el lugar para demostrar con el supuestamente ilógico desmadre que este hombre pudo -en buena parte de una hoy día venido a menos carrera- darle albergue a su ensoñador planeta creativo lo mismo en la cueva de un pingüino que a la vera de un árbol donde brota la sangre y se ocultan todas las cabezas quitadas de su puesto por un demonio al que el odio se la hizo perder.
Y ello, con la consecuencia mayor del mundo para consigo; y, por supuesto, para con nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...