A 500 años de expansión colonial, crimen y pillaje en
ultramar; a un país anquilosado; en fin a un régimen político fascistoide en
bancarrota moral, iba a poner punto final la operación que comenzó en Portugal
durante la madrugada del 25 de abril de 1974, bajo la organización de un grupo
de valerosos y progresistas oficiales del Movimiento de las Fuerzas Armadas
(MFA), o de los Capitanes, en lo que constituiría el inicio de una auténtica
revolución popular. La acción armada, no sangrienta pero victoriosa, se
planificó para cumplirse en tres semanas, mas solamente demoró un día, gracias
al apoyo de las masas populares al pronunciamiento militar contra la dictadura
filosalarazista de Marcelo Caetano. Fue aquella un revolución poética no solo
por la identificación con los claveles, la flor primaveral predilecta de los
portugueses, sino por el halo romántico, mágico que envolvió su génesis y
desarrollo. Significaba, al tiempo que un réquiem por un imperio putrefacto, un
vítor fortísimo a la ilusión, los sueños y la fe. La de Abril fue una revolución que barrió de
ayer y aireó de mañana a un pueblo reacio a perder la capacidad de creer.
domingo, 30 de noviembre de 2014
miércoles, 26 de noviembre de 2014
El poder y el mayordomo
Al parecer, el realizador británico Roland Joffé
piensa semejante a su coterráneo Stephen Frears en torno a que, a la larga, “lo
único que importa en una película es la historia”, pues resulta proverbial el
uso de excelentes guionistas en su cine. Para Vatel el director de La misión, aquella
notable Palma de Oro en Cannes ´87, partió de las premisas argumentales del
reputadísimo dramaturgo Tom Stoppard, el guionista de El factor humano,
de Otto Preminger; Brazil, de Terry Gilliam; El imperio del sol,
de Steven Spielberg; o la también por si mismo dirigida Rosencrantz y
Guildenstern han muerto, León de Oro en Venecia´90. Stoppard definiría el
concepto de un drama histórico fragmentariamente biográfico, fascinante ya
sobre el papel -luego trabajado por tiempo por Jeanne Labrune-, que Joffé, con
sabia batuta y un equipo técnico de otra dimensión (la música de Ennio
Morricone; la dirección de arte de Jean Rabasse, la fotografía a cargo de
Robert Fraisse y el protagónico absoluto de Gerard Depardieu) ha inundado de
energía, pasión, sagacidad en una estirpe de celuloide de cuya plata emerge
sensación de solidez, y en cuya luz se vuelca una irreprochablemente pulcra
realización.
sábado, 22 de noviembre de 2014
La Anunciación: hervidero de emociones encontradas
Historia de fracturas y quiebres, de rencores postergados, mentiras, verdades particulares no compartidas en la ajenitud, contradicciones familiares, desencuentros y acoples, negociaciones inconclusas y desperfectos varios de esa máquina de errar que somos los humanos, La Anunciación (Enrique Pineda Barnet, 2009) continúa legitimando -y sustancia mediante su presencia- esa zona del espacio dramático que en la pantalla nacional ha atisbado la complejidad de nuestra naturaleza y la ilustrara a través de la expresión de diferencias, polaridades u otredades equis, desde los tiempos aúreos de Memorias del subdesarrollo, pasando por las no menos atendibles Reina y Rey, Suite Habana, Barrio Cuba, Viva Cuba o Video de familia, hasta La noche de los inocentes, Personal Belongings, Mañana, La guerra de las canicas, La pared, Madrigal, Los dioses rotos, The Ilussion, El grito o Brainstorm, significativas por una u otra razón.
jueves, 20 de noviembre de 2014
August Rush: película-caramelo de usar y tirar
Aunque nada tiene que ver su
producción con el sello del castillo, En
busca de un hogar (August Rush, 2007) responde al cuño
marca de fábrica de las amelcochadas cintas familiares del estudio Disney.
Película-caramelo del tipo de las
cual la compañía fundada por el viejo Walt continúa haciendo a beneficio de sus
ingresos financieros y en desmedro del arte -al estilo de la insufrible Giselle, una historia encantada, vista
en Cuba casi de manera simultánea-, esta En
busca de un hogar, causa rechazo por efecto de empalagamiento.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Altman en tono menor
Robert
Altman, el más viejo peso pesado de la iconoclastia fílmica estadounidense,
continuaba activo, al morir en 2006,
a los 81 años. Venía siendo un Rohmer o un De Oliveira
americano este señor cuya línea de conducta dentro del séptimo arte jamás tuvo
reproche alguno. Fiel a sí mismo, consecuente siempre para con sus principios,
nunca sucumbió a la tentación del burdo cine comercial, pese a los notables
altibajos de su filmografía. Altman
tradicionalmente rodó lo que le dio la gana, aunque para ello tuviera que
alternar su trabajo cinematográfico con publicidad (cuya ganancia en buen grado
le concedió la independencia permitida para poder hablar gordo en predios de
Hollywood), teleplays y otras faenas suprafílmicas.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Big Bad Wolves, ejercicio de estilo israelí
Quentin
Tarantino, abierto desde joven a los cines de todas las latitudes, dijo en
octubre de 2013, durante evento fílmico celebrado en Corea del Sur: “No es solo
la mejor película que se pueda ver aquí, en el Festival de Busan; es que es la
mejor película del año”. El realizador norteamericano se refería al
largometraje de Israel titulado Big Bad Wolwes (¿Quién le tiene miedo al lobo
feroz?, la denominación original hebrea), segunda incursión fílmica de los directores
Aharon Keshales y Navot Papushado tras su debut, Rabies.
jueves, 13 de noviembre de 2014
Willis x 16 cuadras
En 16 cuadras (16 Blocks, 2006) Bruce Willis
personifica a Jack Mosley, un policía venido de todo, viejo, amargado y
botelladependiente, a quien luego de un día agotador le asignan la siguiente
tarea -al parecer de puro trámite: transportar a un reo desde la estación hasta
la corte a lo largo de la cantidad de
manzanas que indica el título del filme.
Lo que Willis no sabe es que su protegido es un blanco viviente que no
debe llegar vivo ante el juez, so pena de descubrir en su confesión a
peligrosos encartados. Los propios colegas del agente, corruptos, son el
enemigo, después de descartar Mosley su alianza al grupo y así reconciliar su
conciencia con un pasado no tan correcto.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Conservadora superproducción hollywoodense
Ya
en 1946 el cine vio la primera versión de la novela Anna y el rey de Siam,
según las vivencias diz que verídicas de la institutriz británica Margaret
London (Anna Leonowens es el nombre que la autora emplea en el libro y luego la
pantalla retoma): pura gelatina de una bionda de Albión con un ojos rasgados
monarca del reino asiático, manejada en la literatura y el celuloide de manera
tan elìptica, tan de barrunto, que aunque todos inferamos que el rey le pasa la
cuenta a la rubia que le instruye a sus 58 hijos y no sé cuantas esposas y concubinas,
eso nunca se verá explícitamente, ni siquiera en la más reciente como
conservadora versión de 1999. Hollywood, enamorado sempiterno del musical,
trasunta las memorias a ese género en 1956. En la versión en blanco y negro
de una década atrás los protagonistas
habían sido Irenne Dunne y Rex Harrison; en el polícromo musical el dueto
central es asumido por la inefable Deborah Kerr y el calvísimo Yul Brinner. 43
años después, el musical de Broadway inspira a un animado de Warner Brothers
que pasó sin penas ni glorias en cartelera porque entre otras cosas, tuvo la
mala suerte de chocar temporalmente con el monstruo taquillero de la Disney, Tarzán. Casi al
unísono salió la cuarta adaptación (tercera con personas reales) de la para los
norteamericanos inmortal historia.
martes, 11 de noviembre de 2014
Diálogos con el vegetal
Pedro Almodóvar extrajo
el feto imaginativo de Hable con ella de notas perdidas en la barriga
interior de los grandes diarios occidentales. En tres de esas noticias
insólitas encontró algo monstruosamente bello, permeado de la extraña majestad
de la desolación que envuelve esta película: Una joven norteamericana despertó
del coma después de 16 años, para
contradecir lo planteado por la ciencia al respecto; en Rumania, el joven celador
de la morgue de Bucarest se sintió atraído en su soledad por una muerta, y le
hizo el amor al cadáver. La poseída en realidad sufría de una especie de
catalepsia, y despertó durante el acto. Aunque la familia aun se lo agradece,
el guardián está en prisión. En Nueva York, otra chica con nueve años en coma
quedó embarazada. Se comprobó que un camillero de la clínica regaba cada noche
al vegetal.
domingo, 9 de noviembre de 2014
Complicaciones erosentimentales en el D.F
Sólo
con tu pareja, aquella estimable opera prima de Alfonso Cuarón, plantó en
1991 el pie fundacional de esas historias eroconflictuales que en la pantalla
mexicana de los noventas tuvieron en la vertiente de comedia urbana de
problemas de pareja su expresión más adulta en Cilantro y perejil (1996), del realizador Rafael Montero, y Sexo, pudor y lágrimas (1999), dirigida por
Antonio Serrano. Cilantro... reflexiona
sobre la ruptura matrimonial, la soledad y la búsqueda de la media naranja y la
felicidad. Lo hace desde una perspectiva que aunque se enclave en los
promontorios del humor para nada pierde seriedad en el abordaje del fenómeno.
La película está bien planteada ya a
nivel de guión y su amago de estructura de cine dentro del cine (la hermana de
la protagonista hace su documental a partir de lo que va pasando en la
película) no obstaculiza las posibilidades de recepción de amplias capas del
público. Existe, empero, un elemento utilizado por las guionistas Carolina
Rivera y Cecilia Pérez Grovas a manera de cortinilla verbal al cual se apela en
exceso y deviene valladar en la fluidez narrativa: la no muy mesurada presencia
de ese psicólogo -magnífica, no obstante, su encarnación- que funciona como
sujeto de reflexión de las contingencias de las relaciones amorosas en un
superestresado México de capitales
golondrinas en fuga, TLC, expansión demográfica y acentuados conflictos
políticos internos. Demián Bechir, aquí en su filme-despegue, y Arcelia
Ramírez, el binomio actoral centro de la cinta, está sencillamente fabuloso. Ambos,
de una manera muy orgánica, despedazan con mero sabor mexicano los diálogos que
se les asignan, apoyándose en un muy digno de ponderar trabajo faciogestual,
sin sobredosis de mohínes y otros aberraciones histriónicas delatantes de la
sobreactuación. Es ésta una acertada comedia reflexiva que de sabia manera
incide en los puntos neurálgicos de las relaciones de pareja en la actualidad,
que por el carácter de éstos y el tratamiento dado en la película, coinciden
perfectamente con los comunes a otros pueblos y culturas.
jueves, 6 de noviembre de 2014
El crimen de Álex
Lo de Álex de la Iglesia siempre fue eso: plantarle un trancazo en la mollera
a la convención. Tal ha sido su inveterada estrategia, desde los tiempos
nauseabundos de Perdita Durango, pasando por la gozable El día de la bestia,
esa rica gamberrada de La comunidad, el marmitako-western 800 balas y el
desmadre de Crimen ferpecto, siempre antes de llegar a su cerebral ejercicio de
género Los crímenes de Oxford (2008). En su inopinado
desplazamiento hacia comarcas del suspense clásico, el bilbaíno y su
coguionista eterno Jorge Guerricaechevarría parten de la novela del argentino
Guillermo Martínez para componer una pieza cuya solvencia narrativa, cuidado en
el cuerpo de diálogos y capacidad visual no la eximen de ser la mixtura en
versión cine globalizado (esto es, las coproducciones llenas de estrellas y
técnicos de aquí y allá) de un típico whodunit americano embadurnado con un
poco de la duda ancestral de Wittgenstein sobre la verdad (“?Podemos llegar a
conocerla realmente alguna vez¿”) y lucubraciones matemáticas (la tan famosa
como llevada y traída sucesión numérica de Fibonacci).
martes, 4 de noviembre de 2014
Alexandra
“Aquí todo está destruido, no solo las casas. Los buenos
saludan a los malos, los santos creen al diablo…”. Así dice Malika, la anciana chechena
vendedora del mercado local, al conversar con Alexandra, su coetánea rusa y
personaje central del filme homónimo del maestro Alexander Sokurov. El diálogo
entre el par de viejecitas, quienes trabarán amistad, tiene lugar cuando la segunda
se toma un aire durante su visita al campamento militar del nieto -capitán
destacado en la región por orden de Moscú-, y pasea por los tenderetes de venta
de un poblado semiderruído, y luego por el hogar de la recién conocida. Escenas
registradas todas en tonalidades sepias/ocres, pues no hay precisamente
policromía, ni exceso de luces o alegrías para retratar aquí.
domingo, 2 de noviembre de 2014
Lancinante relato sobre la violencia
Furgón de
cola de la economía comunitaria europea junto a Portugal, Grecia ha sido
escenario de fortísimos traumatismos sociales durante la última década como
consecuencia del impacto de la crisis mundial, la aplicación a rajatabla de la
ortodoxia neoliberal y la consiguiente asfixia del individuo tras la amputación
de derechos otrora básicos del ciudadano medio. Frustraciones y dolores suelen
coserse en el caldo de la familia, algo sabido por el cine ya antes de Bergman.
De manera que varios directores helénicos hilaron esa rueca, para sacar del
carrete obras fílmicas que son verdaderas odas a la desesperanza y se constituyen
en parte del segmento más amargo (por cuanto refieren desde lo argumental, no
por su calidad) de la pantalla mundial del siglo XXI. Las nuevas tragedias
griegas son casi más pesarosas que las de la antigüedad. A la obra
completa de Giorgos Lanthimos pero más en especial a su Canino (2009) y Alps
(2011), así como a Attenberg (Athina
Rachel Tsangari, 2010), se interconecta en su ahogado resuello espiritual un
largometraje del molde de Miss Violence
(Alexandros Avranas, 2013), crudo retrato de la descomposición moral absoluta
de una familia promedio en la
Atenas de la actualidad. Tanto el filme de Avranas como los
antes mencionados, u otros, constatan los estertores del hundimiento, expiden
desde lo artístico el certificado de defunción al derrumbe de un modelo. Son
frescos epocales de inestimable valor sociológico.