lunes, 27 de enero de 2014

7 cajas, movido thriller de trasfondo social


En buena parte de la teleficción latinoamericana, de Televisa a Caracol y O´Globo, la superficie de la imagen no coincide con el fondo espacial legítimo de los contextos enfocados. De tal suerte, el cien por ciento de las telenovelas mexicanas y segmento considerable de las colombianas y brasileras trabajan sobre el subconsciente de 200 millones de televidentes a partir del arte del escamoteo, el sofisma y la desvirtuación. Esa constituye una de las tantísimas razones por las cuales los culebrones regionales son paupérrimos productos audiovisuales ultrapolitizados, cuya factura responde a pautas de sojuzgación mental exquisitamente diseñadas, dada su apariencia de invisibilidad.

Pero, por suerte, hay una noticia buena. Todo cuanto oculta o tergiversa la televisión, el cine latinoamericano lo saca a flote, desde Torre Nilson en los ´50, el cinema novo e infinidad de exponentes de esta comunidad de países, tan parecidos y distintos cada uno.
Y, en tal camino, está dando sus primeros y elogiables pasos la cinematografía paraguaya, todavía poco significativa en términos cuantitativos, pero con materiales a considerar como este largometraje que lleva por título 7 cajas.
El argumento del filme dirigido a cuatro manos por Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori y ganador del Premio Cine en Construcción del Festival de San Sebastián, tiene en su ecuador dramático a Víctor, un muchacho de 17 años, de profesión carretillero, quien hace su vida en el bloque 4 del populoso mercado central de Asunción, la capital.
Dicha galería de ventas es un crisol exponencial de los estamentos y modos de vida antónimos que conviven en países donde coexisten la pobreza más cruenta y la riqueza más vergonzante. Esta red inacabable de mercadillos alberga mendigos, truhanes, narcotraficantes, pillos de toda laya y gente humilde que intenta vender cuanto puede para garantizar el plato de la tarde en sus hogares. Todo esto lo registra, con vocación cartográfica, una cinta convertida en retrato social, menos de un microcosmos que de una nación toda e incluso un continente, cual volumen notable de sus congéneres latinoamericanos.
El joven protagonista de 7 cajas, quien sueña con ser galán de telenovela, tiene otro anhelo inmediato, no tan difícil mas casi improbable para los escasos ingresos que se agencia transportando mercadería. Es comprar un celular nuevo, de muchas prestaciones; por tanto bastante caro para los estándares salariales paraguayos.
A él le cae entre manos, casi como del cielo, la misión que le permitiría adquirirlo. Deberá transportar en su vieja carretilla siete cajas, de contenido desconocido. Pero el trabajo, por el que pagarán cien dólares, también lo pretende un viejo carretillero malacabeza del lugar, quien apelará a cualquier recurso con tal de apropiárselo.
El inicio del desplazamiento de las cajas por esta especie de submundo o ciudad interior del mercado marca el disparador de un conflicto dramático que, si bien no es lo que podría denominarse exactamente original, habida cuenta de que el cimiento de esta escritura narrativa fue plantado tan temprano como en 1950 por Luis Buñuel en Los olvidados, sí está resuelto con bastante ingenio, fuerza, entusiasmo creador y un desenlace decoroso.
La película tiene un montaje frenético, deudor del thriller norteamericano, pariente en ciertos cortes de la alemana Corre, Lola, corre, que no solo sabe correr bien el metraje, sino principalmente acentuar, eliminar o posponer una situación dramática. De manera que esta odisea en la cual se transforma el acarreo de las famosas cajas está contada de forma arrolladora sí, pero sobre todo orgánica.
Ayudan a conferir el verismo ambiental, contextual procurado, los actores no profesionales empleados; si bien las mudas sonoras de sus diálogos del español al guaraní y viceversa pueden llegar a mortificar literalmente al espectador. Tanto que resulta preferible precisa verse con subtítulos.
7 cajas, además, tiene un muy ojo fotográfico, explícito en sus correctos travellings y planos cenitales, resueltos con pericia que no parece propia de cinematografía emergente. En resumen, una película bien construida, disfrutable, entretenida, y a la vez testimonial de ese universo ignorado por la acaramelada televisión latinoamericana, de cuentos de hadas e imposibles muchachas pobres casadas con ricos ejecutivos empresariales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...