La
literatura de Elmore Leonard (1925-2013) fue preferida de la pantalla estadounidense de la
última década del pasado siglo (también después). Entre las adaptaciones
fílmicas de sus libros durante aquel decenio figuraron Jackie Brown, del a sí incondicional Quentin Tarantino. Dos años
antes, en 1995, basándose en un material del escritor, el realizador Barry
Sonnenfeld estrenó Get Shorty, cuyo
éxito comercial elevó las tasas de cotización de sus derechos de autor.
Scott
Frank, el guionista de esta última película, versionó en 1998 Tú ganas, Jack, otro de los best seller del narrador para la
película Out of Sight, dirigida por
el irregular realizador Steven Soderbergh. De bueno a buenísimo cuando quiere
serlo; insufrible cuando le da la gana.
Cuarenta
y ocho millones de dólares gastó Universal en llevar al cine esta novela, en
trasunto de no pocas virtudes artísticas pero de tropiezos taquilleros que le
impidieron al estudio de los monstruos siquiera recuperar la inversión. No
agradó al receptor mayoritario Out of
Sight, quizá debido acaso a que esperaba más acción y menos verbo de una
entrega policial, la cual como para sacar de las casillas al gran público
regalaba un sonoro anti-happy end,
imperdonable por el consentido espectador estadounidense. Sin embargo, la pieza
resulta un exponente apreciable del género en su país.
Centra
su relato en la atracción, unión y ruptura de Jack Foley, reincidente ladrón de
bancos, y Karen Sisco, una agente del Buró Federal de Investigaciones tan
enamorada del caco como decidida a llevarlo de vuelta a chirona.
Más
allá de las lecturas de evidente barrunte de la trama (su pronunciamiento a
favor del avión a chorro desconocedor de fronteras en que puede convertirse un
amor, o su ponderación del concepto del deber como elemento incluso más poderoso
que ese romance intenso), el regusto real del filme se saliva en el poderoso
trabajo de diálogos de Scott Frank y la rica composición de George Clooney y
Jennifer López de los dos personajes centrales. El primero nunca ha sido un
actor de amplios registros, pero aquí se luce. Quien observase veinte años atrás a la de origen
latino en esta película, actuando de verdad y bien, nunca hubiera apostado por ver
en lo que se convertiría esta opaca candileja de la industria. ¿Y el retiro
pa´cuando¿
Los
actores, la articulación de sus parlamentos, sus silencios, la gestualidad
contribuyen sobremanera a definir la afinidad sensorial de la relación de estos
dos personajes, cuya torridez y cuya vehemencia fluyen a través de canales
internos: aquí nada o bien poco se explicita, y lo gráfico-sexual queda elidido
ex profeso. Pero aunque no caigan ropas, el buscavidas Foley y la agente FBI
Sisco van a desnudarse mil veces en sus mentes a lo largo de una película que
guarda al respecto momento cumbre en la escena del restaurante en el hotel.
En
Out of Sight, Soderbergh recorre los
predios del policial, si bien se resguarda en un tono irónico y abstiénese de
seguir los dictados estilístico-narrativos de la época, para antes bien abrazar
un contar setentero, que por soplos remite a Friedkin y Lumet. Pese al aire de Chicos malos que envuelve algunas de
las escenas de la prisión y cierto exceso gore
del desarrollo, el filme rezuma oficio y originalidad en el empeño de
revisitar, sin ataduras a fórmulas prestablecidas, las consabidas historias de
policías y ladrones.
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