martes, 27 de diciembre de 2011

Cuatro gruñen su suerte un día de cumpleaños

Los cuatro personajes centrales de Larga distancia -realización respaldada por el ICAIC, el Ministerio de Cultura y la productora independiente Sincover, de estreno nacional-, tienen colocados en la espalda el GPS de la desolación, como un ser quebrado de Álvaro Mutis o cualquier habitante de los relatos de Lucrecia Martel e innumerables escritores o cineastas que identifican su materia prima básica en los conflictos acarreados al ser humano por el agobio, el dolor y la decepción. Son las del filokasdaniano filme de Esteban Insausti (por la recordada Reencuentro, Lawrence Kasdan, 1983: madre intelectual de la pléyade de “películas de amigos reunidos”), tanto las protagónicas como las secundarias, figuras fracturadas, hecha esquirlas emocionales, demolidas interiormente por un peso que las supera y ante el cual nadie nunca pudo hacer mucho a través de la historia: circunstancia, contexto, momento…

domingo, 4 de diciembre de 2011

Un Sorín en cartucho de género

No es la dama de Hitchcock de 1938, sino un felino casero lo desaparecido por el argentino Carlos Sorín en el que constituye el exponente cinematográfico de su filmografía que, al menos quien escribe, no esperaba proviniese algún día del realizador de La película del rey, Historias mínimas, Bombón el perro, El camino de San Diego y La ventana.
El gran Sorín de los relatos de filigranas, juanes sin tierra entrañables del vientre de la Patagonia, actores no profesionales, canes, ancianos, ultrafánaticos maradonianos quienes viajan cientos de kilómetros con un pedazo de árbol que les recuerda al astro futbolístico, en fin ese Sorín catedrático de la “invisibilidad” se nos descuelga ahora con un ejercicio fílmico de género, en escenarios burgueses.
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