viernes, 30 de mayo de 2014

Dos madres perfectas y una actriz divina: Robin Wright


Esta vez el viejo De Broca, un señor que siempre supo acompañar a sus protagonistas masculinos de beldades del sexo opuesto (recuerden al feo Belmondo con el monstruo Cardinale, en Cartouche), ha traído para prendar nuestra retina y perdonar cualquier imperfección de la película a Marie Gillain, una joven actriz dotada en buena ley de todas las herramientas de la profesión, que para fortuna suya posee el aura de las bellezas clásicas, junto a un candor extrañamente salpicado de ese desborde de gracia que hizo estallar las capacidades sensoriales de todo el espectador perteneciente al sexo del que escribe que asistió a la exhibición de la película.  Ella da vida a la señorita de Nevers, a quien Lagardere cuida  desde bebita y después hace su esposa, lo que comprendemos dentro de la tradición histórico-literaria, pero que bien pudieron ahorrarse en su libre adaptación De Broca y los guionistas Jean Cosmos y Jeróme Tonnerre, pues terminamos su deliciosa película con un sabor a incesto en la boca que no quisiéramos”. Mediante tales palabras este crítico finalizaba, hace dieciséis años, su reseña de Enrique de Lagardere (Philippe de Broca, 1997).

jueves, 29 de mayo de 2014

John Wayne: el mito del "gran héroe americano"


Que “Como mejor está un indio es muerto” resultara la frase dilecta de algunos de los personajes fílmicos más conocidos de John Wayne, no impidió en nada que  este actor fuese transportado a la categoría de mito en los Estados Unidos por sus adoradores, los medios, y un sistema interesado en auparlo acorde al estandarte que en el terreno ideológico alzara desde la pantalla su mejor aliado en Hollywood.

martes, 27 de mayo de 2014

Un mundo a dos, entre la sangre y las nieves


La humillación, a los primeros años, cuando más duele recibirla, porque aun no se descubre bien su origen u objetivos, ni se sabe que es uno de los mecanismos de ataque/defensa de cierta franja de la especie humana tan desvalida de afectos como sobrada de agravios. El rostro demudado del agredido ante el patán atacante de la escuela, la temerosa mirada de reojo del indefenso hacia las comarcas de esa, la hiena generacional que le entorpecerá el paso al baño, al patio de recreo, la salida del colegio, dejándole cada vez menos espacio de tránsito, más angosto su círculo de vida dentro de los recovecos menos concurridos del recinto. Faz pálida, pies tremolantes, pecho y pulso en aprietos, y un extraño sabor en la boca procurado a dos manos entre la angustia y el miedo. Es una suerte de calvario primigenio nacido, por norma, de cualquier signo de diferencia no asumido por la normativa colegial, de cuyo centro destructivo solo ciertas estrategias de supervivencia, la imaginación a plazo cercano y el tiempo a fecha final hará escapar a ese Otro más introvertido, retraído, tímido, inteligente, bajo, gordo, bizco, cabezón, homosexual, dispar en rasgos étnicos…, en fin, la contraparte a veces no encajable dentro del canon de crueles sociabilidades interescolares. Sucede igual doquiera, con sus variantes pero bajo patrón similar; aquí, en Estados Unidos, Japón, España o en la Suecia de 1982 donde discurre la trama de Déjame entrar (Låt den rätte komma in, Tomas Alfredson, 2008), y el abusado niño Oskar tiene la dicha única de encontrarse con una vampira coetánea -lo de la edad es un decir, claro, ella “está cumpliendo doce hace mucho tiempo”, como 35 celebra sin parar el Ethan Hawke de Daybreakers-, quien le hará sortear su pena y de paso le regalará algunas verdades seculares sobre la naturaleza humana, vaya paradoja proviniendo de quien ya no lo es.

lunes, 26 de mayo de 2014

Ángeles y demonios del cine de terror contemporáneo


Expresión replicante -aunque no más a medias y sometida a luenga proclividad exegética-, de una época signada por la atracción hacia el exceso en sus implicaciones artísticas, políticas, bélicas, criminales, mediáticas, publicitarias, patológicas, consumistas, antiecológicas…; por el lipovetskyano “triunfo de las pantallas en la sociedad hipermoderna”; la apocrificidad de las llamadas filosofías posideológicas; el infinito trotar de caballos apocalípticos; nuevos juicios finales y premoniciones de oscuros paisajes urbanos harto semejantes a los configurados en las epopeyas distópicas más espeluznantes del fantastique, la narrativa fílmica contemporánea de terror no ha sabido aprovechar del todo tan inédito abono dramático. Y cuando lo ha hecho solo ha sido, salvo excepciones, para tomar nota -no desde un posicionamiento hermeneútico, o siquiera una postura discursivo-moral, sino desde una mera óptica oportunista de tufo conservador de despacho hollywoodino- de los contornos escarlata triste donde se enmarca el escenario actual de violencia extrema, mafias, disturbios sociales, inseguridad, crimen creciente, laceraciones a las personas, sangre…  Más decantado hacia el reciclaje, el patchwork, el pastiche de temas, asuntos, conceptos, el terror posmoderno, por arriba de las consustanciales reubicaciones epocales, no acusa rupturas frontales con la tradición, al fundir su argamasa morfológica con los  modelos cardinales de representación o los tropos del género. Pero las nuevas películas regurgitan harto mal a sus precedentes tanto en su ausencia de ambiciones, el nihilista radio de antena de sus preocupaciones o la atroz falta de ideas, como en sus acumulaciones indiscriminadas de referencias, su no dosificación de los golpes de efecto, estética ultravideoclipesca, fárrago de planos cortos en espacio y duración, abuso del código del ralenti, angulaciones extremas, tomas de  picados y cenitales en clonación ad infinitum, pirotecnia de videojuego, transiciones altisonantes, soundtracks presagiantes, flash backs confusos de textura granulada -siempre a caballo entre lo granuloso y el efecto voluta de humo atisbado en esas usuales imágenes de video con el objeto de manifestar amenazas desde una perspectiva difusa-, y ausencia casi total de caracterización de los personajes (las verdaderas estrellas de los filmes son las torturas, trepanaciones, desmembraciones).

domingo, 25 de mayo de 2014

American Splendor (U Ordinary life is pretty complex staff)


Sin importar los éxitos en el Sundance, su Premio de la FIPRESCI en Cannes e innumerables reconocimientos granjeados para 2003, año de su estreno, American Splendor, vista la película en bruto y por cuanto vale, no debido a sus lauros (a veces tan traicioneros), devino una de las cintas imperdibles al trazar cualquier aproximación al subgénero. Da igual que en su país de origen solo cuatro gatos, maulladores casi todos afiliados a la camada Harvey Pekar-Robert Crumb, vieran en salas este filme de bajo presupuesto, carente de recuentos heroicos o efectos digitales en tropel. O sea, lo más lejano posible a la norma que, según el imaginario popular, pudiera encontrarse un “largometraje de comics”.  Otros espectadores trabaron contacto con el filme al paso del tiempo, merced a las reposiciones en la HBO, cadena de cable que la produjo. Así, casi de boca a boca, a la chita callando o a lo Ghost World de Terry Swigoff, comenzó a añadir adeptos. Casi una década después de su salida, ya son muchos más quienes la justiprecian con todo el entusiasmo que amerita.

domingo, 18 de mayo de 2014

Honrarás a tu clan: valoración crítica del género gangsteril


Nacido del matrimonio natural entre dos instancias en fase de consolidación (una de orden social: el ascenso del crimen organizado dentro de los Estados Unidos como consecuencia de los negocios con el alcohol entronizados tras el Acta Volstead e inherentes efectos de la Ley Seca; otra de carácter artístico: el avance del Cine en sus distintas etapas, del silente al sonoro) surge una expresión hija inevitable de tal alianza como lo fue el género gansgteril, que puso sonido e imagen nítidos al fenómeno de la mafia.

jueves, 15 de mayo de 2014

Amenábar e Hipatia, en infértil enlace fílmico



Batida hasta el último minuto en los Goya de su año de estreno con Celda 211 -cinta contra la cual a la larga perdió con justeza en la entrega de los premios del cine español- Ágora (2009) es la superproducción de mayor presupuesto en la historia de la pantalla hispana, más de 60 millones de dólares de presupuesto, reparto y equipo técnico internacional, grandes aspiraciones artísticas y comerciales…

domingo, 11 de mayo de 2014

El lobo de Wall Street: un sistema enfermo de sí mismo


El lobo de Wall Street (2013), de Martin Scorsese, funciona de dos maneras: primero, en cuanto puesta al día, cronológica y metodológica, no tanto de los destinos de un personaje imperdible del cine norteamericano como fue aquel tiburón bursátil llamado Gordon Gekko, de Wall Street, la película estrenada en 1986 por Oliver Stone, como de la continuidad de su presencia cual material dramático derivado de la mera realidad social. Ahora, por supuesto, Gekko ya viene transubstanciado en otro tahúr financiero. Diferentes nombres, ligeros cambios epocales o formas técnicas de desfalcar; pero, en el fondo, el mismo contexto, similar intención de acumular millones sobre la base de la sustracción ilegítima y la mentira. Segundo: a la manera, muy en consecuencia con la trayectoria del realizador de Uno de los nuestros (1990) o Casino (1995), de otro notable fresco sobre esos -para sí dilectos- universos de la corrupción, la degradación moral, la ambición y codicia desmedidas; peculiares deontologías donde la básica y (amoral) regla de sus protagonistas pasa por adquirir poder, cueste cuanto cueste pintar el color del dinero.

sábado, 10 de mayo de 2014

Swingers en Guamá

En Los tipos duros no bailan, pésima adaptación fílmica de sí mismo hecha por  Norman Mailer en 1987 con Ryan O´Neall e Isabella Rosellini, hay una escena de intercambio de parejas, donde desde la habitación contigua un personaje escucha los gemidos de placer de su compromiso en los brazos del otro. Aquellos jadeos me recordaron siempre los de la secuencia final de El joven Frankestein, la parodia realizada por Mel Brooks en 1974, elocuentes en torno a la potencia sexual del “monstruazo” creado por el gran comediante.
Más de veinte años después de la incursión fílmica del narrador Mailer, para julio de 2009 la compañía holandesa Little Sins (Pequeños pecados, en cristiano) alquiló apartado hotel de la campiña inglesa con el fin de celebrar una fiesta de swingers o intercambios conyugales integrada por 350 personas VIP, tan cansadas ya de todo lo bueno de la vida que necesitaban experimentar esa nueva sensación de compartir fluidos colectivamente. La noticia causó su revuelillo en los cotidianos londinenses, si bien forma parte de la rutina de muchos pueblos del medio oeste y algunas ciudades de Estados Unidos, ese extraño planeta donde mientras en un estado constituye delito la felación dentro del matrimonio en otro se puede andar desnudo por la calle.

viernes, 9 de mayo de 2014

Crazy Heart: para Jeff, con amor


Crecí viendo y amando el arte interpretativo de Jeff Bridges, su seguridad ante la cámara, su capacidad de contención y esa personal deontología ética que rigió su profesión desde siempre. Con él no hay deslices, tropezones, ni “no sabía en que me estaba metiendo”. El actor de “Tucker”, por norma, va al seguro a modelar personajes que de veras lo son porque poseen pliegues y repliegues, conflictos, dubitaciones…, a quienes tipifica mediante esa poderosa inserción en su piel, agenciada mediante una suerte de mezcla singular de sabiduría histriónica, planificada hasta el grado del detalle, y fisicidad a lo Marvin o Nolte puesta al servicio del ser encarnado en sus ejemplares trabajos actorales.Tanto mejores cuanto mayor cantidad de años pasa actuando.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Renoir (en Festival de Cine Francés) captura el paisaje, pero no al hombre


Renoir (Gilles Bourdos, 2012), exhibida en Cuba como parte del Festival de Cine Francés en cartel, es una aproximación al período creativo final del maestro impresionista francés Pierre August Renoir (1841-1919), a partir de 1915, en la Costa Azul, tras la muerte de su esposa Aline; aun en plena labor plástica pese a la afección reumática que afecta la movilidad de sus manos.  No se trata con exactitud de una biopic integral, sino parcial. Por ende, dado el lapso espacial cubierto por el arco dramático del relato, había aquí trigo limpio para segar bastante en el examen instrospectivo del personaje y su marco de relaciones humanas durante etapa tan definitoria de su existencia. Empero, el realizador Bourdos no alcanza un afianzamiento caracterológico del pintor; más allá de sus silencios o insistencia en dibujar a Andrée Heuschling, la joven pelirroja que da pie a Los bañistas u otros lienzos postreros suyos.

Diario de las hojas muertas


Insertada en combo junto a La noche del Sr. Lazarescu (Cristi Puiu, 2005); Cómo celebré el fin del mundo (Catalin Mitulescu, 2006); Bucarest 12:08 (Corneliu Poromboiu, 2007) o California dreaming (Cristian Nemescu, 2007) dentro de la denominada “nueva ola del cine rumano” -tendencia la cual ojalá no eclipse rauda ante la pobreza de una cinematografía muy poco prolífica-, y por otro lado inscrita a fuego en el pecho de una corriente revisionista del cine europeo hacia el pasado reciente donde halla fila a la cabeza la tan bien construida como manipuladora cinta alemana La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006) , 4 meses, 3 semanas, 2 días (Cristian Mingiu, 2007) es una película cuyo testimonio de acierto primero estriba en la economía de recursos y la sobriedad con que se maneja este drama sobre una muchacha en plan de aborto clandestino durante los días finales de Nicolae Ceausescu, estadista interesado en aumentar el ritmo de crecimiento de la población para tener gente con la cual “levantar” su economía.

De amores y libertadores


“Vivo lo amé y muerto lo venero”, le dice Manuelita Saénz a ese impostado  Hermann Melville en su destierro peruano, a la vera de la muerte. Habla de su tema-hombre-razón: Bolívar. De entre aquel 1822 en que lo conoció al entrar, victorioso, a Quito,  y ahora, han pasado 34 años. De los ocho que estuvo al lado suyo (hasta la muerte del héroe en 1830) de amante, amiga, protectora, de “libertadora del Libertador”, se encarga el filme que lleva el nombre de esta mujer en una de sus grandes alternancias de planos temporales. Ello, dígase ya, más desde la pendiente creativa de un poema dramático inspirado a la forja de las letras románticas y transmutado en cine, que desde las topicales parámetros histórico-dramatúrgicos de la biopic o drama biográfico.

martes, 6 de mayo de 2014

Sigue corriendo, Garra de Jaguar (valoración crítica del cine de aventuras)


Once upon a time bogaba mejor un género fílmico mediante el cual el firmante, como buena parte de todos quienes mostrarán interés por este artículo, comenzamos a acercarnos, y luego amar, al Cine: el de Aventuras. Cualquier similitud a lo ocurrido al trabar contacto con la Literatura…. No importa su condición de “menor”, olvidémonos de su invisibilidad para las antologías, de las ojerizas de tan encumbrados como -en sus gustos- monolíticos críticos. Entre arcos, flechas, capas, espadas, arcabuces, abordajes y cacerías aclararon al alba de nuestra memoria estético/sentimental historias pregnantes de emoción y carnadura humana, cuyo sentido inmanente de la acción no las eximían de plantear su estructura sobre una base lógica de coherencia narrativa o de incorporar a sus escenas y justificados encuadres más de dos planos largos que permitieran apreciar algo detrás de la nariz apolínea del héroe. Filmes poseedores de magma dramático, en los cuales en ciertos casos se suplía a través de chispa los altos al billete del productor. Donde todavía una batalla era una batalla, no billones de píxeles, y resultaba apreciable la labor física real del actor o el doble, pues predominaba el componente humano.

lunes, 5 de mayo de 2014

El maestro Imamura


El a veces infravalorado Shohei Imamura conformó un bendito triángulo de creación de la pantalla japonesa que delineó al lado de Kurosawa y Ozu. No fue ni un enfant terrible tipo Amenábar ni un superdotado congénito a lo Scorsese. Le costó trabajo y años de paciencia hacerse de un nombre, de un estilo y de la perseguida trascendencia que consiguió en la etapa media y final de su período creativo. Y eso lo torna más cautivante para quien estudie su obra, en tanto ésta permite al cinéfilo, al estudiante y al espectador general comprobar, paso a paso, la evolución de un cineasta cuyo talento germinó a cuenta de pulmón, sudor y constancia.

domingo, 4 de mayo de 2014

Frozen, Oscar de Animación del año, es anacrónico para el género


Frozen (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013), Oscar al Mejor Filme de Animación del año, de estreno en Cuba, resulta un producto anacrónico, encostrado a las fórmulas más inveteradas de la factoría Disney. Es un insulto al cine que los académicos la hayan preferido por arriba de la japonesa Se levanta el viento, del maestro Hayao Miyazaki; y de la francesa Ernest y Celestine, ambas competidoras en la categoría e infinitamente superiores.

viernes, 2 de mayo de 2014

Rompenieves (Snowpiercer): el tren del 1 % contra el 99 %


Rompenieves (Snowpiercer, 2013) se estrena hoy en Cuba, a través de la televisión nacional. La película del realizador surcoreano Bong Joon-ho transcurre en un futuro (2031), en el cual el planeta está congelado, como consecuencia del calentamiento global. En este mañana distópico, un tren da la vuelta al mundo entre la nieve, por los mismos raíles, los 365 días del año, sin parar. En dicho engendro mecánico una clase poderosa minoritaria explota, feudalistamente, a la inmensa mayoría pobre, la cual supervive en el furgón de cola.
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