viernes, 7 de febrero de 2014

Monsters University y Mi villano favorito 2


Aunque no a la altura de Up, Wall.E, o la inolvidable Juguetes, Monsters S.A fue una de las películas más sobresalientes de los mejores tiempos de Pixar, el legendario estudio de animación estadounidense con un cuarto de siglo de trayectoria creativa. Pero, como sabemos los correligionarios del estudio, Pixar está funcionando en piloto automático; por lo menos desde hace par de años para acá. En tal período de horas bajas en lo creativo, sale al mercado Monsters University, de 2013, la cual en la práctica se erige como la precuela de Monsters S.A. Precuela, recordemos, es la historia fílmica que narra eventos anteriores a los ocurridos en el filme anterior. O sea, el antecedente de la trama primigenia.

En la película original se contaba el relato de amistad de Mike y Sulley, aquellos fabulosos e inmarchitables monstruos que trabajaban en la empresa dedicada a rentabilizar los sustos nocturnos infantiles. Curiosa idea argumental del filme de 2001, la energía liberada por los chiquillos en sus gritos de pavor podía hacer las veces de fuente energética en el fascinante universo de fenómenos de Monstruos S.A.
Ahora, Monsters University, la nueva obra dirigida por Dan Scanlon, se encarga de referir cómo unos poco amistosos Mike y Sulley en fase larval se conocen, cuando estudian en la universidad que le da título a la cinta. Lo anterior, visto cómo se vea, en la práctica resulta del todo prescindible; no obstante los guionistas se valen de dicha premisa para engordar el libreto de esta comedia, sustentada esencialmente en una batería de gags que funcionan en pantalla y es lo que conducen a visibilizarla per se; porque ni aporta densidad caracterológica a los mencionados u a otros personajes, ni tampoco confiere complejidad al relato.
Por su parte, la secuela de Mi villano favorito, también estrenada en 2013 (ahora en cartel en Cuba) funciona como otra comedia infantil, la cual depende casi en lo absoluto para levantar vuelo de los “minions”, esa pléyade de divertidísimas criaturas amarillas que son lo mejor del espectáculo.
Como los pingüinos de Madagascar o la ardilla de La era del hielo, constituyen estos personajes secundarios las verdaderas estrellas de Mi villano favorito 2, al punto de que no habría película sin ellos, puesto que ya Gru, el antiguo malvado que hurtó la Luna en el filme original de 2010, ahora tiene demasiado caramelo arriba y eso lo deslegitima en tanto personaje.
Gru y su compañera de misión deberán atrapar al que en la secuela es el real villano del show: el mexicano Macho, ladrón de un suero devastador que convierte a los minions en una especie de pirañas anfibias de una película de Ed Wood. Una mirada detenida al delineado de Macho podría encontrar su cuota de xenofobia envuelta en caricatura del latino.
Los realizadores de la saga, Pierre Coffin y Chris Renaud, sabedores del potencial humorístico de los minions, así como de su costado entrañable, le dejan hacer en pantalla; si bien ocupa más espacio en la trama, por supuesto, Gru, el espía calvo narizón quien torpedeará los intentos de dominación de Macho y devuelve a la normalidad a los convertidos minions.
El nuevo exponente de la división animada de la Universal complace a medias, es una película mucho menos redonda que su antecedente, igual que ocurría con Monsters University. Sin embargo, ambas superan por mucho a la muy menor Frozen, el animado ganador el pasado 12 de enero del Globo de Oro y que se perfila, según todo lo indica en las quinielas yankis, como la producción de su género en la que recaerá el Oscar del año el próximo marzo. Las otras cuatro nominadas a la estatuilla en el apartado de Animación son la francesa Ernest y Celestine, la japonesa Se levanta el viento y las estadounidenses Los Croods y la hoy comentada Mi villano favorito 2. Todas superan a Frozen por amplia distancia.
 

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