lunes, 6 de octubre de 2014

Reglas de combate: xenofobia hollywoodense contra el mundo árabe


Reglas de combate (Rules of Engagement), dirigida por William Friedkin en 1999, enfoca su trama en la masacre popular causada frente a la embajada americana en Yemen por un coronel del ejército estadounidense, que ordena a su comando disparar contra decenas de manifestantes, entre los cuales había algunos que hacían fuego contra la sede diplomática. Se desata un escándalo de magnitud internacional en que Estados Unidos aparece en la picota. El Consejero Nacional de Seguridad pide la cabeza del coronel, y esconde el vídeo que demuestra que entre la muchedumbre habían francotiradores. El coronel, de una hoja de servicios impecable (Samuel L. Jackson), busca a su amigo, un abogado militar (Tommy Lee Jones), para que lo defienda en el difícil juicio. El hombre, alcohólico y desanimado, no está al nivel de la tarea que le piden, pero complace al compañero porque le salvó la vida en Viet-Nam .
Logra salvarlo en un complicado proceso judicial y demostrar que mató a 81 yemenitas porque le asistía la razón, dispararon contra sí, y había que proteger a los soldados. De modo que era totalmente lícito que murieran decenas de niños, mujeres y ancianos: bajas inocentes, pero al fin ya al cabo, daños colaterales de  la guerra. Así lo ven y así lo asumen.  Las carreteras, los hospitales, los puentes, escuelas y personal civil de Yugoslavia, Irak o Afganistán también eran bajas necesarias según esa filosofía de la guerra que esta película defiende de una manera atrozmente manipuladora, tratando de identificar al espectador con el "pobre" coronel que sufre atrozmente porque parte de la nación y el mundo en todas sus partes no comprenden el sentido de su honor, la naturaleza de su gloria.
Cuando todavía faltaban dos años para el 11-S, el señor William Friedkin se bajó con una película deleznable que causó estupor en el mundo árabe,  escrita nada más y menos que por James Webb, secretario de Marina de Reagan. Un filme que denosta y humillla a esos pueblos y tiene una propuesta ideológica alarmante. Gran lunar en la filmografía de Friedkin, Reglas de combate.  El director de clásicos de sus géneros, como El exorcista y Contacto en Francia, venía cuestabajo a la deriva en los años del filme. En realidad, después de aquellas dos aportadoras, innovadoras películas de los setentas, el hombre ha sido el mismo solo muy ocasionalmente, en por ejemplo Killer Joe.
En el decenio final del pasado siglo este hombre -que anda cámara en mano desde 1963- realizó, entre otros filmes, The guardian, Stinger y Jade; este último a casi nadie gustó, menos al que escribe, quien lo consideró el segundo mejor sexy-thriller que hayan filmado en los Estados Unidos, luego de Instintos Básicos. Reglas de combate, temporalmente paralela a aquellas, es el peor trabajo de su historia.

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