martes, 16 de octubre de 2018

Niebla en Agosto: ¡Maten al discapacitado!






Al minuto 95 de Niebla en Agosto el relato introduce una situación de sesgo carnavalesco, en el sentido bajtiniano del término, cuando, comandados por el niño Ernst Lossa, los internos de la clínica nazi de exterminio progresivo para discapacitados y enfermos hereditarios alemanes donde se focaliza el relato comienzan una peculiar huelga de hambre en la cual lanzan platos al aire y pescado al techo. Constituye, también, una amarga parábola visual de cuanto nunca hizo el pueblo germano en los tiempos de Hitler: rebelarse contra su verdugo, cuyo gobierno no solo destruía naciones extranjeras e incineraba a judíos, sino que además arremetía contra los propios nacionales aquejados de alguna tara o defecto físico.
  
Niebla en Agosto (bajo la dirección de Kai Wessel e inspirada en el libro homónimo de Robert Domes) resulta un importante aporte cinematográfico en el sentido de complementar las variantes preteridas de la ecuación de horror total formulada por el régimen fascista, de tenerse en cuenta que la mayor parte del cine histórico de ese país u otras naciones que recrea el período nazi solo enfoca la política de devastación del III Reich proyectada hacia el exterior; no así hacia lo interno, como lo hace con maneras fílmicas plausibles este filme.

Película de caligrafía muy limpia, trazos precisos, abarcadora descripción de ambientes y personajes bien cartografiados, Niebla en Agosto se centra en los sucesos acaecidos en uno de estos sitios, la clínica de Kaufbeuren, dirigido por un doctor que representa la contracara del nazi adusto típico del cine bélico. El médico director Vithausen -compuesto por un Sebastian Koch con contención modélica, quien tiene su mejor momento interpretativo cuando el niño personaje central de Ernst lo confronta al descubrir las muertes sucesivas del sitio-, de talante apacible y tratos amables con los internos, hace su siniestra tarea en las sombras y, cada noche, tacha de su lista a quienes van a morir durante las próximas horas; o bien mediante el veneno en el jugo de frambuesas, o bien inyectados.

Estas muertes obedecían a la observancia del Programa de Eutanasia concebido por Berlín como parte de su política de pureza absoluta de la “raza aria”, el cual mantuvieron hasta 56 días después de la rendición de Alemania a manos de la Unión Soviética, la gran vencedora de la II Guerra Mundial.

Como el mismo largometraje germano se encarga de consignar al cierre, en virtud de la aplicación de dicho Programa durante el período bélico comprendido entre 1939 y 1945 fueron asesinados 200 000 pacientes alemanes (físicos y psiquiátricos), entre niños y adultos de ambos sexos por medio de gasificación, medicación o la dieta hipocalórica (también se le llamó Dieta de la privación) instaurada justamente en el reclusorio médico de Kaufbeuren por el doctor Vithausen.

En caso de franco linchamiento, una obra de semejante connotación -y además de tan buena madera cinematográfica- solo obtuvo una recompensa menor en los Premios del Cine Alemán de 2016. Tampoco la seleccionaron para concursar por el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Quizá todavía a estas alturas ese pueblo y sus líderes no hayan metabolizado del todo cómo sucedió algo tan atroz, allí, hace tan poco tiempo; como tampoco que los causantes de las muertes se reintegraran luego de la guerra a la vida cotidiana del país, tras solo purgar penas risibles de tan simbólicas en algunos casos, o en otros permanecer completamente impunes.

Contrario al rechazo unánime que deben concitar, todavía a estas alturas reciben el apoyo de parte de sus pueblos determinados políticos de signo fascista, como Bolsonaro en Brasil, que arremete de forma abierta contra alteridades y otredades. Esa bestia con contornos humanos va con todas contra las mujeres, los homosexuales y los negros, en una nación donde más del 60 por ciento de la población es de esa raza. Y sin embargo, lidera en las encuestas.

Desafortunadamente, aún no hemos aprendido las valiosas lecciones de la historia ni las señales emitidas por películas como Niebla en Agosto.


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