Philip Harvey Spector, conocido en el mundo del
espectáculo por Phil Spector, fue un significativo productor y compositor
musical. Su relevancia en la historia de la discografía se asocia sobre todo
con la primera de ambas parcelas, en tanto contribuyó a revolucionar el pop de
la década de los ´60 y aupar la carrera de Los Beatles, Los Ramones, Tina
Turner e innumerables músicos, varios de ellos afroamericanos. Este último
detalle no es meramente referencial, sino ilustra el olfato del hombre para
visibilizar y respaldar el extraordinario reservorio de la música negra en los
Estados Unidos.
Fue Phil Spector un talentudo mecenas quien, sin embargo, se caracterizó
por su carácter despótico. Aseguran los entendidos que tal tiranía la
patentizaba mucho menos con consagrados como Los Beatles que con los músicos
nuevos a los cuales apoyaba. Excentricidades de todo género, promiscuidad
patológica, alcohol, drogas y violencia con las mujeres también fueron
elementos que resumieron su personalidad.
Phil Spector, la película escrita y dirigida por David Mamet para la
cadena de cable HBO, no es propiamente una biopic
o biografía fílmica del productor, con la cual Spector soñó por décadas,
siempre pensando en Al Pacino para representarlo. Se centra en el primer juicio
entablado en su contra por el homicidio de la actriz de serie B y camarera Lana
Clarkson, ocurrido en el apartamento de Spector en 2003.
Gracias a la labor titánica en el estrado de su abogada de la defensa,
Linda Kenney Baden, quien tuvo mucho éxito en sembrar la duda razonable sobre
el asesinato entre los miembros del jurado, Spector salió absuelto de dicho
proceso legal inicial, efectuado en 2007. No obstante, un posterior juicio realizado
dos años más tarde, lo calificó de culpable y hoy guarda prisión en una cárcel
de California, en condena de 19 años.
Linda no pudo defenderlo en la corte durante esta segunda ocasión, por
razones de enfermedad. La leguleya es incorporada en el filme estrenado en Cuba
por la excepcional actriz británica Helen Mirren. A Spector lo asume, como lo
quiso él, el estadounidense Al Pacino, quien ya ha prestado sus servicios para
HBO en otras cintas de este corte.
Ni la intención ni la concreción de la película son plausibles. Lo
primero porque Mamet escribe un libreto en resuelto e irracional apoyo de una
persona cuyo crimen fue probado en los tribunales, con hechos tangibles, y el
veredicto no fue impugnado por ninguna tendencia política en los Estados
Unidos, dado lo irrefutable de dichas pruebas. Quien vea su filme saldrá
convencido que Phil Spector ni siquiera tocó a la jovencita; pero además con
mucha más empatía que desdén hacia esta personalidad ambivalente, capaz de lo
mejor y lo peor.
En términos artísticos, Phil Spector es la peor segunda película de la
filmografía de un otrora prestigioso realizador como Mamet, tras su infame Cinturón rojo. Crujen las tablas del nuevo
dispositivo fílmico de este director en proceso de franca picada, en tanto no
estamos solo ante una película totalmente hagiográfica en la cual el realizador
no oculta las simpatías confesas por el personaje, sino que además la rueda de
manera muy plana, teatral, desprovista de resortes cinematográficos que
dinamicen su desarrollo.
Hasta en la recreación de ambiente, terreno donde casi nunca fallan ni
HBO ni Mamet, se resiente, en tanto la filmación del largometraje en este Nueva
York glacial poca relación guarda con la calurosa y polícroma Los Ángeles,
donde sucedieron los hechos reales.
La indefinición de su personaje, la falta de elementos que lo configuren
en tanto ser humano más allá del contexto del juicio, determina que una actriz
soberbia como la Mirren
no tenga a que palo asirse para levantar su abogada de la defensa. En tal
sentido, usa y abusa de pañuelos, mohínes y toses que evidencien la enfermedad
en camino del personaje.
Pacino parece un payaso lleno de pelucas, siempre entre la caricatura y
el subrayado excesivo. Pese a todo, la grandeza de ambos garantiza momentos para
agradecer. No todos los días pueden apreciarse a dos actores de su peso en un
mismo elenco. Pero el realizador, en su
afán a ultranza por pintar de santo a al personaje central, los desaprovecha a
ambos. Lastimosa Phil Spector, la película, y lastimoso el actual estado
creativo del realizador, dramaturgo y escritor David Mamet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario