Catálogo
inacabable de cuanto ya no puede hacerse en el cine, Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, 2015) producto
cinematográfico rodado mediante el televisivo espaldarazo financiero de
Atresmedia, forma parte de una pantalla fosilizada, caduca, de formas
expresivas gastadas por el tiempo y una gramática narrativa con sesenta años de
retraso.
Intento
de melodrama clásico en formato mastodóntico, resultan insufribles las casi
tres horas de un metraje cuyo abotargamiento solo resulta menguado merced a las
bellísimas tomas capturadas en la Guinea Ecuatorial donde transcurre, en dos
planos temporales ( el presente mucho peor que el primero, ya deprimente) esta
historia de amor de tufillo neocolonialista.
Sergio
G. Sánchez, el guionista de un excelente filme de terror español como El orfanato
y del blockbuster catastrofista Lo
imposible, se ahíta de la novela homónima y gesta kilométrica parrafada
fílmica, perfectamente gestionable en hora y media menos de duración. Grata
sorpresa, luego de casi convertirnos en ancianos viendo la película, la linda voz
de Pablo Alborán cierra los créditos, a través del tema musical del mismo
nombre. Algo palia, entonces, la contaminación sonora provocada por una banda
meliflua y recargada.
Tercero
y más malo de los largometrajes hechos por González Molina al servicio de Mario
Casas, es contentivo de personajes y de actuaciones que provocan la más
descarnada vergüenza ajena. Uno de ellos el compuesto por Adriana Ugarte.
Cuando le canta a Ramón Barea al final en dialecto guineano da ganas de estar
privados del sentido de la audición. De matar las escenas lúbricas bajo las
cataratas y posterior samaritano playero con el africano que la trata a patadas,
en esa suerte de tour de indagaciones raigales -¿ o de turismo sexual?- de la
españolita.
Películas
como Palmeras en la nieve enlodan una
pantalla nacional que produce decenas de buenas películas al año, la mayor
parte de ellas sin embargo carentes de la incesante campaña publicitaria autoofrendada
por Atresmedia previo al estreno de esta mamarrachada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario