No solo al
andamiaje técnico y al monto de financiamiento requeridos por las producciones
audiovisuales de época ha de imputársele la escasa presencia de nuestra
historia dentro del apartado de ficción en el cine y la televisión cubanos: por
supuesto, desde el entendido de obras de trascendencia artística. También a la exigua
voluntad, los pocos deseos de hacer y la falta de entusiasmo de los creadores
(y los entes) hacia tales temáticas.
El campo de
ficción jamás ha podido emular al documental, donde por fortuna contamos con
profusa ejecutoria.
Sí, hemos
tenido nuestros Maceo y Che en la ficción de la pantalla grande, pero
oscilantes de pedestres a grimosos. Tuvo que venir un norteamericano, Steven
Soderbergh, a componer con decencia al guerrillero heroico argentino-cubano,
porque aquí solo pudimos fraguar una triste caricatura.
Con todo
respeto para los premios, nobles intenciones y “rupturas” de lenguaje de la teleserie
Duaba, la Odisea del Honor: está
bien en tanto hecho expresivo aislado; sin embargo no creo devenga el camino
ideal -dado sus códigos comunicacionales-, para que un público masivo “conecte”
con ese rico pasado compartido, repleto de tipologías maravillosas para la
ficción audiovisual a la manera del Padre Varela, Vicente García, José María
Heredia, Julián del Casal, Kid Chocolate, Benny Moré, Manuel García, Julio
Antonio Mella, Juan Almeida, Raúl Roa, Alberto Juantorena y muchos otros.
¿Por qué,
por otro lado, ya no son realizadas obras semejantes a La última cena, Un hombre de éxito, Clandestinos, La bella del Alhambra
o hasta la misma Ciudad en rojo,
pese a sus imperfecciones?
Los traidores y los presidentes asesinos como
Machado y Batista también serían excelente carne de cine. Mario García Menocal
daría para suculenta biopic. Es que no
disponemos en la hagiográfica filmografía insular de los también necesarios
estudios de “malos” del pretérito criollo. ¡Qué villano sin par esa alimaña exterminadora llamada Ventura
Carratalá¡
En la cuerda opuesta, es difícil concebir un
personaje más cinematográfico que Camilo Cienfuegos. Además de ser leyenda él
mismo, la “potabilidad” de su perfil caracterológico lo convierte
automáticamente en imagen. He escrito varias veces que los Cinco Héroes regalarían
formidable largometraje, pues arcilla argumental para moldearlos en el guion
poseen de sobra.
Tuvimos suerte a, a Dios gracias, con el
Apóstol en su fase larval mediante José
Martí, el ojo del canario, el filme más rotundo de Fernando Pérez hasta antes
de extirparse del pecho su extraordinaria La
pared de las palabras. Pero él es un gran cineasta y la encomienda de
capturar a nuestra historia para la posteridad no siempre le ha sido confiada a
los grandes.
Sí ocurrió con el maestro de la animación
Juan Padrón, Premio Nacional de Cine, y su Elpidio Valdés, el personaje cuya
irrupción alcanza ya la friolera de 45 años. De cierto resulta difícil medir el
increíble significado del coronel Valdés para el orgullo, el patriotismo y la
autoestima de este país.
No hay
inyección mayor de ideología que mediante la imagen, eso bien lo saben quienes
pretenden dominar el planeta mediante la guerra cultural total e intentos de
implantación absoluta del discurso hegemónico. Y gracias a su imagen, millones
de cubanos tuvimos una mejor idea de conceptos, virtudes y valores como autoctonía,
soberanía nacional, independencia, resistencia, dignidad, amor al prójimo,
respeto al ser humano, comprensión, camaradería, amistad, multirracialidad, sensibilidad,
amor a la pareja y hasta relación con la naturaleza.
Lo anterior
se comprueba al repasar los fotogramas del filme fundacional de 1979, la
secuela de 1983 y la veintena de cortos previos o posteriores, que debían haber
sido centenares para que la tv los dosificara mejor a los niños, quienes
sobresaturados, en vez de querer al mambí terminan aburriéndolo.
El spin off (variante tan en boga ahora que
se traduce como la elongación de un personaje de la obra original en otra
creada para sí) encontraría en Fito, María Silvia, Palmiche y varios personajes
cercanos al “pillo manigüero” base dramática para contar con sus propias
películas o series; claro está, si a las posibles intenciones de hacerlo le
correspondiera el necesario respaldo financiero, porque el dibujo animado, como
el género histórico, es caro.
En medio
del ocre panorama de vindicación de nuestra historia en el audiovisual cubano
de ficción, se dio a conocer la buena nueva de que, para agosto, en consonancia
con el aniversario 45, será estrenado el cortometraje Elpidio Valdés ordena Misión Especial.
Es algo, pero falta mucho, mucho más.
Muy interesante el artículo sobre la estación espacial solar china. Acabo de ver entre los blogs de los periodistas, uno sobre las producciones cinematográficas cubanas, "Si clonásemos Elpidios... ", Después de leído, y casi llegando a su final, encuentro el gran punto de interés, “… claro está, si a las posibles intenciones de hacerlo le correspondiera el necesario respaldo financiero, porque el dibujo animado, como el género histórico, es caro.” Es cierto que la tecnología evoluciona, a una velocidad increíble, al punto que existe un sinfín de proyectos científicos haciendo cola calmadamente, pues los cambios serian demasiado bruscos, o por razones financieras, intereses personales de las transnacionales, o de quien controla el gran volumen de dinero en este mundo. Ahora, una cosa es tener que pagar a actores, que está claro que a los actores cubanos no se les paga nada comparado con uno de los de Hollywood, y otra cosa bien distinta es pagarle al equipo de diseñadores audiovisuales, esos magos que crean animaciones, dicho sea de paso, ya no se dibuja a mano toda una película de animados, y hemos asimilado el empleo de las computadoras y que le pregunten a Juan Padrón, que no sería capaz de hacer con una computadora en sus manos. Hermanos, tenemos el mejor país del mundo, tenemos un montón de dificultades, y sumarnos a las atrocidades del resto del mundo no nos hace iguales o mejores, nos hará peores. Donde está el análisis financiero, que dice que producir otra película de animados requiere un gasto superior? O es solo la ambición humana que nos hace llegar a ese egoísmo, que nos hace pensar que somos diferentes y merecemos más, nuestros médicos tampoco cobran como ningún otro médico del “primer mundo”, y no exigen mucho más; y son personas que salvan vidas diariamente, en cualquier lugar de este mundo, por muy apartado, e inhabitado que este se encuentre. Nuestros maestros tampoco tienen un salario diferente, y han llegado a los lugares donde ni los originarios de ciertos países se atreven a llegar, han sacado y sacan de la ignorancia a cientos de miles de personas en cualquier rincón del planeta. Oh! Es que olvidamos lo que significa sacrificio y modestia. Siempre decimos que no debemos compararnos con lo malo de este mundo, ahora nos comparamos con el primer mundo y… sacad las propias conclusiones, la industria del entretenimiento genera, mueve millones de dólares, por una sola razón, es el arma fundamental, como su nombre lo dice, del entretenimiento, de mantener a las personas alejadas de la realidad, y concentrada en asuntos que los alejen de los problemas reales que nos rodean. Nuestro cine nos ha mostrado partes de nuestra historia, tenemos dibujos animados instructivos, que nos enseñaron normas de conducta, de ética o de comportamiento. Nos hemos reído de nuestras realidades, de nuestras dificultades a través de nuestra cinematografía. Es cierto no hemos ganado Oscares, pero, es eso, realmente, importante?
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