Esta
semana visioné la del estribo de Buscando
el norte, de las pocas teleseries españolas que sigo (en el tiempo que dura
un episodio puedes ver dos o tres capítulos, mejores, de series sajonas).
Confieso que desde Aída no conseguía
reír con una comedia ibérica. El material del creador Nacho G.Velilla lo
consigue, sobre todo, gracias a dos de sus personajes centrales: Carol (Belén
Cuesta) y Salva (Manuel Burque), hermana y amigo respectivos de Álex (Antonio
Velázquez). La primera, de perlas; da gusto verla.
Ellos,
como muchos, forman parte de esos
nacionales emigrados hacia Berlín, en busca de desahogo económico ante la
crisis en España. Apreciar a Carol inventando mil maneras de que Adela se
enamore de ella, y a Salva pugilateando por la subsistencia en medio del frío
de la capital alemana, es lo más refocilante de una serie que, por lo demás,
resulta bastante convencionalilla y tira demasiado del resorte “humorístico” de
los estereotipos nacionales: ya sabemos, el español, sus “taras”, y el alemán,
sus “aptitudes”. En la confrontación -que luego del primer capítulo ya no
engendra hilaridad-, sale perdiendo España, en incomprensible proceso de
autohumillación de este material, suerte de remake televisivo del filme Perdiendo el norte, más atildado aquel.
Atresmedia
truncó el futuro de la narración, al interrumpir en el episodio octavo una
serie que, se anunció, esperaba llegar a los trece, pero el dinero manda y al
parecer no tuvo la audiencia imaginada durante esta recta postrera, a
diferencia del auspicioso inicio. De no contar a la larga con una segunda
temporada, estos ocho capítulos van a quedarse en un puro suspense, pues
ninguna línea de relato alcanzó solución dramática. Veremos. Aunque si
cancelaron, en EUA, maravillas como Carnivale
y Flashforward, todo, absolutamente
todo puede suceder en el universo de las series y su siempre trémula sobrevida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario