No he
visto aún la última película de Eli Roth, mas sus antepenúltimo y penúltimo opus (Infierno verde y Knock, Knock)
son exploitation high-trash del rey del pornoterror. Knock… (2015), de entrada, tiene décadas de atraso en sus formas y
modelos cinematográficos. Ya estos thrillers hollywoodenses de gente que se
mete en la casa del otro a secuestrarlo, al menos de esta forma tan arbitraria
y ridículamente erotizada porque aun existen variantes de mérito, cayeron en
desuso puesto que no tenían más que decir. Salvo conocidas excepciones, se
fabrican al montón, en clave de telefilmes, para rellenar las parrillas de las
cadenas a horarios insanos.
Remake
de Death Games (Peter S. Traynor,
1977), en este bodrio del director de Hostel
la actriz de origen cubano Ana de Armas -pese al bombo mediático de su traslado
a La Meca, hasta ahora todo lo hecho por ella no pasa de la porquería- y
Lorenza Izzo, dos jóvenes psicópatas, llegan en la noche, bajo la lluvia, a
casa del cuarentón Keanu Reeves, esposa e hijos ausentes por supuesto. Le pintan
fiesta, él que sí pero no, se deja llevar a tanta insistencia y en eso la cosa
se pone caliente en la ducha cuando las ardientes nenas le “obligan” a recibir
un fellatio bipersonal. De ahí en
adelante, ninguna duda moral podrá contener al buen padre, quien va con todo
por las visitantes, incluidos furiosos coitus
a tergus contra nuestra linda
Anita.
A la
mañana siguiente, lógica hollywoodina, la culpa le da los buenos días al dueño
de la casa, quien ve invadido su hogar por las traviesas chiquillas. Aquí Keanu
se pone duro, las invita a salir, pero ellas, soliviantadas, pasan a plan
malévolas, y nada que hacer; casi que entierran a Neo de lo bravas que se
tornan. Nunca cuento las películas, aunque de tan deprimente su argumento, aquí
es obligatorio hacerlo.
No tengo
idea cuál fue el objetivo. ¿Mostrar que la de Armas, bien ligerita de ropas
junto a la Izzo acá, es un pimpollito, aunque nuestra compatriota sea mala
hasta el dolor en la actuación? ¿Darle trabajo al viejo Reeves en mantenidas horas
bajas¿ ¿Sumar otra macarronada de Roth, para que sin embargo algún “especialista”
del onanismo crítico hable de su eclecticismo? Da igual a la larga, el único
problema son los noventa minutos de martirio.
VI LA PELICULA, ME GUSTO Y ME DIVERTI, PUNTO, CUMPLE SU OBJETIVO. NO VEO PORQUE HABLAR CON ODIO NI RENCORES, VEO CIERTA ENVIDIA EN ESTE COMENTARIO, NO PARECE UD UN CRITICO DE ARTE, PARECE UN ACTORUCHO FRUSTADO Y ENVIDIOSO POR PERSONAS QUE HACEN DINERO EN SU TRABAJO
ResponderEliminar