Por obra del sitio www.gnula.nu, pude apreciar el documental biográfico Leonor: el futuro de la monarquía renovada, producido nada más y menos que por la revista ¡HOLA!, conservador exponente de la prensa del corazón en España y muy devoto de la Corona, según se colige en estas apasteladas imágenes por encargo.
El publi-documental de 2020 -al lado del cual la miniserie Salvar al rey, de dos años más tarde, pudiera parecer la investigación periodística del Watergate-, es una confesa hagiografía monárquica, donde la mayoría de las voces profesa carantoñas a la corona y, de colmo, se escuchan unos cuantos ditirambos a alguien con el prontuario de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (o Juan Carlos I).Para desgracia suya, ese rufián amamantado por el dictador Franco y perpetrador de copiosas deyecciones sobre el honor de España mediante su accionar muy poco ético y corrupto, es el abuelo de Leonor, princesa de Asturias, una monada que representa, si su padre Felipe VI enferma o muere o le da su real e incuestionable gana, la posibilidad de una monarca para ese reino del suroeste de Europa.
Leonor es preciosa, educada, empática, con niveles de dicción y cultura que ya muchas princesas, de casa “noble”, o plebeya, quisieran para sí en un presente donde el encéfalo agoniza entre la dictadura del like, los tiks toks, los memes y los millones de memos que permiten alimentar semejante industria de la tontería.
Justo de eso, que el Palacio de la Zarzuela le permita una limitada presencia en las redes a Leonor y a la infanta Sofía, su hermana, es prácticamente de lo único que se quejan estos periodistas reales convocados por ¡HOLA!, para decir todos lo mismo, o casi, con algunas puntuales excepciones. Quien escribe considera, por el contrario, que es lo más inteligente que han podido pensar Felipe y Letizia, si de verdad quieren prepararla para la reina culta que ellos desean y aquí pregonan en coro los bustos parlantes. En las plataformas la buena Leonor encontrará de todo, menos sabiduría.
Ojalá que ella no tenga que reinar jamás, que los españoles (no pocos antimonárquicos) se liberen de esa antigualla de la corona y los súbditos, pero eso es algo que solo les compete a ellos decidir. En cualquiera de los casos, lo mejor que puede seguir haciendo la princesa de Asturias es leer y educarse. Eso siempre le va a ser útil, da igual el cargo que vaya o ocupar o la casa donde vaya a vivir.