Luego
del reciente visionado de Time Out Mind y Heaven
Knows What, recientes producciones cinematográficas en torno a la indigencia en
el corazón de las grandes ciudades de la primera economía del planeta,
accedemos a Shelter (Paul Bettany, 2014).
El primer guion y trabajo de dirección del actor
británico Paul Bettany, no puede ser más naturalista y objetivo en su
exploración del fenómeno de los sin techo, de los olvidados por el sistema en
esa Nueva York despiadada que se esconde de sus marginales, aunque estos cada
vez tomen más espacio de la urbe y ya sumen cerca de 70 000 en la actualidad,
solo en dicha ciudad.
Es una película cruda en su acercamiento a ese
universo de pobreza y desprotección, al graficar todos los sufrimientos de la
protagonista (Jennifer Connelly) en la calle y todo cuanto debe hacer para
pasar la noche dentro de cualquier lugar, guarecida de las frías temperaturas
de la Gran Manzana. Especialmente veristas son las escenas con la consecuencia
sobre su rostro de la felación al guarda del edificio, con el fin de dormir
allí.
Connelly
se luce en un papel semejante, el sueño de toda actriz, y hace lo imposible por
echarlo adelante. Lo de menos es las muchas libras perdidas a efectos de
componerlo (no tantas como Christian Bale para El maquinista, pero sí unas
cuantas); lo significativo aquí son las desgarraduras del personaje abiertas en
canal por conducto de la encarnación de la actriz quien, dúctil y maleable, labra
un registro sensible y muy elocuente del drama de esta mujer que ha perdido a
su esposo en una de las contiendas bélicas imperiales de turno y se sumerge en
un degradante mundo de indigencia, drogas, abusos. A la larga, por suerte
momentánea para ella, en compañía vindicadora de un inmigrante nigeriano (muy
bien Anthony Mackie, siempre en la cuerda de la contención), quien se enamora
de ella y la cuida, por un tiempo.
La
historia de Hannah y Tahir, humilde y grande como sus personajes centrales, ha
sido rodada con sensibilidad, atención a los detalles. No se trata de una pieza
de rápido consumo, es un filme de digestión lenta, que te revuelve el estómago.
Rara avis dentro de la producción norteamericana, Shelter no debe pasarse por alto.
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