La
cadena abierta NBC estrenó el pasado 7 de diciembre Telenovela, una de las sitcom
que deben llenar su parrilla, aun cuando no haya nada del género para cubrir
espacio y sea el caso hacerlo un soberano acto de imposición. Con los datos
demográficos apuntando a un crecimiento sostenido del público latino, la
comedia se dirige, en propiedad, hacia dicho sector.
La
idea de base de Telenovela no es
mala. Se trataría de parodiar el proceso de realización y los temas/expresiones/situaciones
de cabecera, sobre todo eso, de una telenovela latinoamericana, con toda su
sarta de imbecilidades y topicazos. La cabecera, elocuente e hilarante, lo dice
todo. Televisión dentro de la televisión, el relato sucede, esencialmente, en
el set de rodaje, en la propia grabación del melodrama.
Lo
que ocurre es que el trabajo de Chrissy Pietrosh, Jessica Goldstein y Robert
Harling muere a la larga bajo las mismas armas de lo que en teoría se mofa. No
existe el distanciamiento necesario para marcar la diferencia entre cuanto se
ironiza y el registro en tiempo real de la narración, de manera que la cosa
queda en el mohín, el arquetipo, los amores de la estrella, el romance… Todo
peor incluso que en una telenovela real, porque aquí se combina lo más idiota
de ese género con lo más descartable de un tipo de comedia extemporáneo,
anquilosado, con años de atraso en relación con el tipo de sitcom que lanza el
cable ahora.
Eva
Longoria, la protagonista, excelente en Mujeres
desesperadas, sin embargo no posee no posee la vis comica para sostener un exponente del género en esta cuerda y, de
tal cuenta, con varios “soportes” para aderezar o apoyar las situaciones. Entre ellos
Jencarlos Canela, quien literalmente hunde la sitcom cada vez que aparece.
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